Dispuesto a dar su enésimo triple salto, Raúl Chapado Serrano, un gestor experimentado de rostro amable, toma las riendas de la Federación Española de Atletismo con el propósito de implantar un modelo de gestión colegiada y decisiones adoptadas en equipo.

Frente a un temperamental Odriozola sin pelos en la lengua, Chapado es un dechado de diplomacia que ha hecho del diálogo y la gestión colectiva un modelo de conducta, huyendo de cualquier conato de polémica o atisbo de enfrentamiento.

"No vengo a construir muros, sino puentes", declaró a EFE cuando Hornillos le acusó de "mendigar votos". Chapado no entró al trapo. "Nunca me van a encontrar en un espacio de confrontación", anticipó.

Nacido el 4 de mayo de 1970 en Ávila, Chapado está casado con Susana Cruz, antigua plusmarquista española de heptatlón, con la que tiene dos hijos, un chico de 15 y una chica de 12, que ya apuntan como buenos deportistas.

Chapado le debe su entrada en el atletismo a Santi Moreno, durante muchos años plusmarquista nacional de triple salto, que lo descubrió en una competición escolar celebrada en Arévalo. Raúl jugaba en un equipo de baloncesto, pero le pidió que se quedara para probar suerte como atleta.

"Ese día saltó 11 metros en una pista de arena, se salió del foso. Le gustó el triple y empezó a entrenar. El mismo año, en el campeonato regional, le pedí que saltara en la tabla de los 12 metros. Se extrañó un poco, pero saltó 13,27", recuerda Santi, que dirigió sus pasos durante seis años, hasta 1991, y compitió con él varias veces.

Luego Raúl se trasladó a Madrid para encomendarse a la dirección técnica de Juan Carlos Álvarez, con quien permaneció hasta su retirada, al cabo de 18 años en activo.

Fue un atleta que, a juicio de Santi, no encontró el salto perfecto. Su marca en pista cubierta (16,87, entonces récord nacional) no se compadece con sus 16,83 al aire libre. De su calidad cupo esperar un salto por encima de los 17 metros que nunca llego, tal vez por su fragilidad muscular y sus frecuentes lesiones.

Sus compañeros atletas aseguran que es un amante del atletismo y del deporte en general, que lo fue durante su etapa en activo y lo sigue siendo ahora como aficionado. En los recientes Juegos de Río, donde acudió como comentarista de TVE, lloró como un niño con la medalla de oro de Ruth Beitia.

"Como compañero era muy bueno", relató a EFE Carlota Castrejana, triplista como él procedente del baloncesto y adscrita al mismo grupo de entrenamientos.

"Ama el atletismo y el deporte en general. Siempre piensa en el grupo, crea muy buen ambiente, es buen amigo, educado y un perfeccionista, siempre estudiando la técnica hasta el mínimo detalle. Tiene una gran visión nacional e internacional del deporte. Siempre lo vi como una especie de hermano mayor. Después de más de 20 años juntos en la Blume somos muy amigos", refiere Carlota.

Fue campeón de España en 15 ocasiones, plusmarquista español de triple salto en sala durante 17 años, participó en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 y en diferentes Campeonatos de Europa y del Mundo. Sus mejores resultados fueron un quinto en el Europeo en sala 2008), un decimocuarto en el Mundial de Atenas'97 y sus medallas en los Mediterráneos de 2001 y los Iberoamericanos de 1998.

Desde que colgó las zapatillas de clavos, Chapado ha trabajado con organizaciones nacionales e internacionales y en la actualidad trabaja en la consultoría estratégica de gestión y desarrollo global del deporte para Federaciones, Comités Olímpicos, candidaturas, organizaciones deportivas, organismos públicos y privados, según figura en su candidatura.

Se siente orgulloso de su colaboración con las candidaturas olímpicas de Madrid en calidad de Director de Deportes, Operaciones y Proyectos 2016 y Director General de Deportes en 2020.

Chapado defendió las candidaturas de la capital española como "un modelo viable y responsable", basado "en el talento y el aprendizaje del pasado", pero diferente del de Barcelona'92 porque las infraestructuras ya estaban avanzadas y el uso de las existentes permitía un ahora de entre 500 y 600 millones de euros.

En octubre de 2009 relevó al también exatleta Ignacio Sola en la presidencia de la Asociación Española de Deportistas Olímpicos (AEDO).

Chapado, alto, elegante, esmerado en el cuidado de su persona y de carácter amable, sucede en la presidencia de la Federación Española a un personaje carismático como José María Odriozola con el propósito de implantar una gestión colegiada y llevar adelante la incipiente recuperación del atletismo español, que empieza a salir de sus dificultades económicas.