No es nuevo, pero cada año nos suponen más problemas a los pilotos en el Dakar. El martes me quedé blanco cuando una vaca de las grandes grandes me apareció de la nada. Atravesó la vegetación que limita con la pista y se me cruzó a un metro de mí. Aún llegué a tocarle el rabo. A partir de ahí bajé el ritmo porque ya no me fiaba. Hace un par de años por esta misma zona ya dejé un cadáver a mi paso, y la caída casi me cuesta la retirada. Se debería intentar controlar más éste tema por parte de la organización, avisando a los propietarios del ganado, antes de lamentar un accidente grave.

Lo de las zonas de radares ya lo veo exagerado. Cada etapa y cada año hay más zonas de velocidad limitada a 30 o 50 km/h. El martes, 20 km casi seguidos. Con lo grande que es Argentina, y los caminos muy alejados de núcleos urbanos, no entiendo cómo cada vez proliferan más. Y pasarlos tiene su técnica. Vamos a tener que entrenarla mucho porque cada vez son más decisivos. Otro día os lo cuento.

Todas las entradas del 'Diario de Joan Barreda', aquí.