Desde 1988 el valenciano Julio Sancho no ha faltado nunca a su cita con el Maratón de ValènciaMaratón de València. Este domingo, 19 de noviembre, lo correrá por trigésimo año consecutivo. A sus 64 años, casualmente, será además, su 64 maratón. «Correr treinta años consecutivos en València no es algo que me había propuesto, han ido pasando los años y he llegado hasta aquí. Estoy muy feliz de haber alcanzado esta cifra», destaca el veterano corredor que, tres décadas después, afirma sentir «la misma ilusión y los mismos nervios que el primer año».

Julio, integrante de la SD Correcaminos, ha sido testigo y protagonista de la evolución de una prueba que empezó de forma modesta y que ha llegado a convertirse en uno de los mejores maratones del mundo: «El cambio es abismal, en las primeras ediciones íbamos hasta El Saler, participaba muy poca gente. Luego, poco a poco se fue introduciendo más en la ciudad y ya en los últimos años el crecimiento ha sido espectacular a todos los niveles».

Pese a las más de tres décadas que lleva corriendo, Julio no le ha perdido el respeto a los 42,195 m. «Al contrario, ahora estoy más nervioso que antes, porque el primer año no sabía a lo que iba. He corrido otros muchos maratones pero el de València siempre es muy especial para mí».

Para el corredor de Correcaminos el Maratón València Trinidad Alfonso EDP es una prueba única: «El recorrido actual es espectacular, desde la salida a la llegada. La gente se vuelca con nosotros... se me pone la carne de gallina al pensarlo. Cuando llegas a los últimos kilómetros, desde el centro de la ciudad a meta, la gente te lleva en volandas, es algo increíble, que hay que vivirlo. Antes era muy duro correr maratones e incluso salir a entrenar, la gente no nos entendía».

Treinta años sin faltar a la cita con el Maratón de València

Treinta años sin faltar a la cita con el Maratón de València

Julio se autodefine como «Un corredor popular». Desde que en 1985 descubrió el atletismo nunca lo ha dejado: «Siempre he hecho deporte, me encanta la montaña. Empecé a correr porque era lo que mejor se adaptaba a mi trabajo. Me inicié con las carreras cortitas de los barrios de València, luego empecé a correr con un grupo de Meliana, hice varias medias y en 1988 me animé a correr el maratón de València. Ese año me apunté a Correcaminos, donde sigo». Su primera experiencia maratoniana fue a los 34 años: «El primer año corrí el maratón en 4:31. Al año siguiente lo hice en una hora menos». Una progresión que le llevó a buscar metas más exigentes: «Bajé a 3:22 y un año me preparé muy bien con el objetivo de bajar de 3:15 pero salió un día muy malo, con mucho viento y no logré mi objetivo. Acabé frustrado pero ese día aprendí una gran lección. Me di cuenta de que lo que yo quería realmente era seguir corriendo a los 40 años, a los 50, a los 60... y espero poder seguir haciéndolo a los 70 y hasta que el cuerpo aguante». Ese día, Julio tiró el reloj y no ha vuelto a ponérselo: «Decidí olvidar el cronómetro. No llevo nunca reloj, ni en carrera, ni entrenando... corro por sensaciones». Pese a ello sigue haciendo grandes marcas para su edad: «No me pongo un objetivo para el domingo pero si va todo bien, estaré entre las 4 horas y las 4:15».

Este año en lugar de llevar su nombre en el dorsal, lucirá orgulloso los 30 años que lleva corriendo el maratón valenciano. «En mi dorsal pondrá ´1988-2017´. Cuando cumplí los 25 maratones de València me hice una camiseta especial. Este año no he pensado nada, mi mayor homenaje será cruzar la meta de la mano de mi hijo Daniel que también es maratoniano y que el domingo correrá conmigo». Y es que para Julio, el apoyo de su mujer (también corredora) y su hijo, que ha seguido sus pasos, ha sido fundamental: «Siempre han estado ahí apoyándome y el domingo también lo harán».

A lo largo de los años Julio Sancho ha corrido muchos maratones: «Casi todos en España, también he corrido alguno fuera como el de París el año pasado». En su palmarés figuran también muchos maratones de montaña (todas las ediciones del Mamova, maratón de Espadán...), también ha hecho ultrafondos como la transpirenaica de 800 kilómetros)... «Siempre he alternado el asfalto con la montaña».

La fórmula secreta de Julio es la constancia: «Los 365 días del año, esté donde esté, nada más levantarme hago flexiones, abdominales, pesas... y luego me doy una ducha de agua fría». Antes de un maratón Julio también sigue el mismo ritual: «La noche de antes ceno siempre tortilla de patata y corro siempre con una camiseta de Correcaminos que sólo uso el día del Maratón de València». Desde hace treinta años Julio es fiel también a la misma marca de zapatillas: «Cuando algo me funciona, procuro no hacer cambios». El veterano maratoniano se entrena principalmente en el entorno de su pueblo, Castellnovo, en la comarca del Alto Palancia, un lugar ideal para correr: «Yo nací en València pero me crié en Castellnovo, donde vivo. Allí puedo hacer montaña cuando me apetece y para entrenar los ´largos´ para el maratón tengo la Vía Verde Ojos Negros que es fantástica para hacer kilómetros». Julio, como la mayoría de veteranos pertenece a la ´vieja escuela´ en la que primaba la acumulación de kilómetros «antes salíamos desde Segorbe y hacíamos la Transcalderona para preparar el Maratón de València, eran más de 35 kms. Ahora mi hijo me está convenciendo ya de que no es necesario pegarse esas palizas. Todo cambia, también la forma de entrenar».

Organiza un Trail

La pasión por la montaña y las carreras le ha llevado a involucrarse también como organizador: «Colaboro con el ayuntamiento de mi pueblo en la organización del Trail de Castellnovo. Este año será el domingo 26 de noviembre. Tenemos una prueba de 20 kms y otra de 11 abierta también para senderistas. Es un trail muy bonito. En la prueba de 11 kilómetros damos hasta 4 horas y media para completarlo. El objetivo es que la gente pueda disfrutar de la montaña, me gusta contribuir a que otros se inicien en las carreras, que descubran este mundo».