La culpa del vacío en el estómago en una montaña rusa es de la fuerza de la gravedad. Una sensación de cosquilleo en la caída que el Levante podría experimentar mañana en su cuerpo si no le gana al Rayo Vallecano. Es, sin duda, la realidad de este partido, amén de lo que lo diferencia del resto de los jugados hasta ahora. La cuarta plaza nunca había costado tan barata, pero la Liga se está ajustando. Pese a que el espectacular inicio y los deméritos del resto han permitido a los granotas seguir en ´Champions´ con unos resultados horribles en 2012, el vértigo parece asegurado si no suma. A la velocidad en la que se vería en mitad de tabla, así, de golpe y porrazo, a cualquiera podría darle un buen mareo sin ir a la feria. Por inercia, del sueño en declive de Europa se pasaría a la pesadilla de creerse sin fuerzas para llegar a los 42 puntos.

La credibilidad del vestuario

Impermeable y comprometido

Contra la fuerza de la gravedad, la del vestuario. De puertas para adentro, aunque la gente no lo sepa, el grupo ha dado esta semana una muestra de compromiso y de impermeabilidad para salir adelante. Posiblemente ha sido una gestión muy trascendente en estos momentos, sobre todo pensando en la credibilidad de un equipo que en el Bernabéu recuperó sus señas de identidad y que ha cerrado filas. La adversidad curte y el vestuario lo sabe. Eso y que la unión termina por hacer la fuerza.

Cuestión para supersticiosos

Dónde parar y bajarse del bus

Los supersticiosos, en una gran mayoría, son peores si las cosas van mal. En el Levante también los hay. Por eso pasan historias como no querer bajar del bus donde el día de la última derrota y anécdotas de ese palo sin demasiado trasfondo. Lo importante es lo que ocurre en el campo y ahí precisamente es donde el equipo debe hacerse fuerte ahora que va recuperando jugadores y que fichajes como Serrano o Ghezzal, a la espera de David Navarro y pese a la decepción hasta ahora de un Botelho fuera de onda, invitan a pensar en un salto de calidad. Si la gravedad te tira para abajo, hay que empujar arriba.

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