E l mercado de invierno se cierra mañana y el Levante pide a gritos a ese delantero que el club sabe que necesita pero que se le resiste y por el que salvo sorpresa va a tener que esperarse hasta ultimísima hora. Y es que la derrota contra el Getafe destapó la cruda realidad de que siendo el mejor futbolista del equipo ni el fuerte de Koné es el gol ni a su lado ni detrás hay un subalterno de perfil similar. Un encuentro tan sosote y al tran tran necesitaba una pizca de azúcar, aunque una derrota así ni es el final del mundo ni debe hacer olvidar que el camino del presupuesto más escaso de Primera debe ser hacerse fuerte en sus mejores señas de identidad.

Objetivo y subjetivo

La última victoria liguera data del 10 de diciembre y la media de puntos después de los tiempos del liderato es de descenso. Son datos objetivos que están ahí, pero que hay que interpretar a la luz del desgaste de la Copa, las lesiones, los tocados y los días y las horas en las que han podido llegar los refuerzos. Un dato subjetivo pero también real es que la derrota de ayer duele porque es ante un rival directo, porque en Orriols sólo había ganado el Valencia y porque de los tres partidos seguidos como local el primero se saldó con un punto y este ya con ninguno. El colchón de la Liga de Campeones se ha acabado, pero se conserva el de Europa, que va a seguir siendo el objetivo mientras el peligro de abajo siga estando tan lejos.

Juanfran y Teixeira

Conocía bien Luis García al equipo que ayudó a parir años atrás y aun así tampoco es que lograra cortocircuitarlo. Fue mejor el Levante y más efectivo el Getafe, que encima se encontró con un autogol en una contra que Munúa ya había resuelto y con un regalo a la espalda de Del Horno. El dominio granota fue insípido, por momentos hasta desesperante, algo que sólo Iborra fue capaz de revertir a última hora, cuando Orriols se esperanzó con el milagro. Pero recuperar en un arreón lo que se había perdido durante 90 minutos se presentaba complicado y definitivamente imposible cuando Teixeira pitó el final sin dejar ni siquiera que Juanfran metiera el último balón a la olla desde la banda. Fue más productivo el juego directo, gracias sobre todo a un espectacular Koné, que el resto de intentos pese al aporte diferente de Botelho.

La fortuna, de espaldas

Durante la buena racha de resultados a JIM nunca le dolieron prendas en reconocer que la fortuna había estado a su lado en partidos en los que el Levante no la había merecido. De justicia es ahora reconocer que lo que está ocurriendo es justo lo contrario. Koné, víctima de un más que posible penalti en esa acción, estampó en el larguero una chilena mientras lo agarraban en el área pequeña, y los dos nuevos, Botelho y Serrano, pifiaron sendos remates claros de gol: el primero porque llegó forzado y el segundo porque mordió el suelo. El Getafe, en cambio, era llegar y besar el santo.

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