El mítico discurso de pulgada a pulgada es el último ejemplo pero no el primero de las estrategias de motivación que tan bien le han ido al Levante desde los tiempos de Luis García. Historias directas a la fibra sensible como la del Team Hoyt, un atleta que no se separa en los Ironmans de su hijo con parálisis cerebral severa: «Los dos creemos que no hay nada que no podamos lograr juntos». O la de Nick Vucijik, un hombre sin brazos ni piernas: «Debería ser imposible que me levantara, pero no es así». El ADN marca Levante sigue intacto: nada es imposible.