Hay que cambiar el chip y además hacerlo de manera urgente porque la Liga comienza la próxima semana y Sarver no la juega. Desde lo ocurrido con el americano en Orriols hay un tufo raro que no hace ningún bien. Es urgente pasar página y centrarse en un presente que pasa por una plantilla remozada que necesita acoplarse y un calendario cuesta arriba de buenas a primeras. Que el horno no está para bollos es un hecho, pero también lo es que el inminente inicio de temporada va a ser especialmente importante para el Levante por muchos motivos. Hubo un momento, sobre todo al principio del verano, en el que parecía que no, pero al final a la plantilla se le ha metido bien profundo el bisturí. Está por ver si los cambios equivaldrán o no a ese salto de calidad que el levantinismo viene reclamando, pero gusten más o menos entre entradas y salidas va un buen taco y el que queda hasta el final de mercado. Posiblemente si no fuera por el follón de Sarver las cosas se verían con un prisma diferente. Sobre el papel los fichajes entran más por el ojo que los del último verano. Otra cosa, eso sí, es la sensación de que la pasada temporada se cerró en falso pese a conseguir la permanencia con más desahogo del previsto en los peores momentos. Sin ninguna duda hay cosas que han hecho mella y lo cierto es que a estas alturas tampoco estaría de más que desde el club alguien apriete con fuerza al botón de reset para comenzar de cero.

Choque frontal de intereses, el embudo con los descartes

Faltan fichajes, pero es prioritario que salgan los jugadores que no cuentan y desatascar el tapón que hay formado. En este apartado posiblemente al club le haya faltado mano dura y mensajes más claros a los prescindibles para tensar menos la cuerda. Habrá que ver qué ocurre estos próximos días, pero los jugadores están en su derecho de hacer valer sus contratos y el club de defender sus intereses. El tiempo corre y lo hace en contra de todos. Después que nadie se vaya quejando.

Jefferson lema, una apuesta con buen margen de beneficio

Lo de Jefferson Lerma ha pillado descolocado al personal. Cada uno es libre de pensar si verdaderamente los técnicos lo habían visto en directo o no. Pero se trata de una apuesta de riesgo bajo en la que el margen de beneficio es muy atractivo.