El Levante sufrió ayer una hecatombre que Lucas Alcaraz no podía permitirse. A pesar de los pesares, la silueta competitiva del equipo era la única red sobre la que se sostenía, pero con el ridículo ante la Real Sociedad saltó por los aires. A falta de ponerle la hora, su acta de defunción estaba redactada. Después de haber sido una solución de urgencia el pasado curso y salir bien, sobre el papel aseguraba al menos estar en una zona de confort que desde su artificiosa renovación no se ha tocado. Los números que lo avalaban han saltado por los aires, en especial los de la tabla: seis puntos y sólo una victoria. Así que no queda otra que cambiar al eslabón más débil de la cadena. Y es que tal vez sea cierto que estaba con fuerzas para seguir, pero era el único que ahora mismo lo pensaba.

Fiscales en el juicio

La destitución llega tarde, porque el técnico lleva muchas jornadas sentenciado. Ya no sólo por el club, sino por el crédito perdido ante los jugadores. Sin embargo, hay margen de reacción. Aunque para no tomar decisiones en caliente la idea era al menos darle de cuartel hasta el Derbi, los hechos fueron precipitándose a lo largo del día, incluso a lo largo del partido con la deplorable imagen ofrecida sobre el césped. Con contados apoyos en el vestuario más allá de los de su cosecha, la animadversión generalizada dentro del Ciutat, donde en verano profileraron voces partidarias de otro perfil, y las rencillas insalvables con Manolo y Quico, sobraban fiscales y faltaban defensores para salvarlo.

Lucas vs Mendilibar

Alcaraz es un buen técnico, como lo era y es Mendilibar, pero ambos coinciden en haber llegado a un punto en el que para entrenar al Levante están sin pila. Del granadino, eso sí, sorprende su cantidad de decisiones contra natura desde la renovación, lo que a algún que otro malpensado ha llevado a pensar si no estaría forzando la cuerda a propósito. Chismes al margen, el equipo se ha clavado y la cuestión ahora es acertar con su recambio. A poder ser, savia nueva y alguien capaz de recuperar los valores perdidos.

La onda expansiva

Se marcha Lucas, pese a haber tenido mano en la confección de la plantilla. Pero ojo con la onda expansiva, porque ahora el escrutinio constante va a ir en otras direcciones, tanto hacia arriba como abajo.

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