Lo dice claro Mariño en la entrevista de las dos páginas anteriores y tiene toda la razón. Para salvarse, hay que recuperar el espíritu del Ciutat. Un equipo como el Levante no puede seguir por la Liga con una pírrica victoria como local y aún menos sintiéndose más cómodo a domicilio. Acabáramos. El ascenso, la clasificación europea y las permanencias, es decir, los recientes éxitos históricos, se han conseguido todos con Orriols de campamento base. Y así debe continuar siendo. El espíritu del Ciutat significa que no sólo juegan 11, así que cualquier iniciativa para ser más tiene que ser bienvenida. La del sábado abriendo las puertas del estadio para el primer entreno navideño fue excepcional, como lo es también que Rubi se pusiera al servicio del club y entendiera que era un gesto necesario. El técnico está obligado a ganar partidos y por ahora no lo está haciendo, pero desde el primer día ha tenido presente la importancia de ir a una y contar con el levantinismo.

La carta de Cuero

Todo salió perfecto en la jornada de puertas abiertas, menos la ausencia de Cuero, que se perfilaba como el gran reclamo de la sesión. El fichaje más caro de la historia del Levante no llegó a tiempo por un problema con el enlace aéreo, algo que así de primeras puede sonar a excusa pero que en este caso no lo es. Y es que el cafetero, preocupado y a sabiendas que desde Orriols le pidieron que hiciera lo posible para llegar, se molestó en que la aerolínea con la que iba a viajar desde Tumaco le redactara una carta con lo que había ocurrido tras presentarse él en hora. En Orriols tienen un documento con el sello de Aviancataca que especifica que el vuelo no salió por un problema «externo». En concreto, por el «calentamiento del combustible». El retraso echó por tierra las conexiones previstas para llegar a España.

Retoques de estilo

Aunque en lo de jugar bien se haya ido de más a menos, es de cajón que sin resultados no se podía continuar igual. Rubi carga a sus espaldas con la dinámica negativa de la anterior etapa y apenas le queda margen a la hora de profundizar en el cambio de estilo. Todo apunta a que a partir de hoy mismo, sin renegar completamente de su filosofía, el equipo va a intentar ser más pragmático y vertical. Con la ayuda de los jugadores y en especial de los veteranos, algo tan de cajón como lo otro, sin duda que todo es más sencillo. Eso sí, mejor remedio que las victorias seguro que no hay. Ésa es, al menos, la convicción de la mayoría de jugadores, técnicos y directivos. Todos ellos son conscientes de la importancia de lo que hay en juego tanto para el presente como sobre todo para el futuro del club.

¿Regeneración?

Ayer fue la última reunión del año en la Fundación, cuya regeneración está pasando desapercibida debido por un lado a que el foco está puesto en los problemas del equipo y por el otro a que con los cambios que van a producirse tampoco se vislumbra nada nuevo bajo el sol. Visto lo visto, ¿a qué santo tanta prisa? A la hora de la verdad, ni los que se perfilaban como candidatos han entrado al trapo ni tampoco se ha ahondado en el verdadero meollo. A la espera de la burocracia, la Fundación va a cambiar, sí, aunque casi todos continuarán descontentos, especialmente si el equipo no gana.

Más opiniones de Rafa Marín, aquí