Hubo un tiempo en el que siendo de largo el mejor jugador del filial, Morales no subió al primer equipo porque le sobraban años. Era, sin duda, el lastre con el que cargaba cuando se fue al Eibar, donde tuvo una explosión tan tardía como inesperada. De regreso a Orriols, la temporada pasada fue la revelación, Alcaraz dixit, y tras un inicio dubitativo y fuera de forma, esta es la de su absoluta consagración, «casi para la selección», Rubi mediante. Elogiado por los técnicos rivales, incluido uno como Luis Enrique, hoy por hoy es el Comandante con mayúsculas. El único capaz de tirar de un Levante que de aquí al final de Liga va a jugarse la vida cada jornada. Y después ya se verá qué ocurre con alguien tan determinante, un auténtico seguro de vida en acciones individuales. Es, por cierto, el jugador que el levantinismo estaba esperando. Se lo hizo ver con la ovación, la primera así que recibe en toda su carrera.

Y con Ghilas donde tocaba

Con tres fichajes en el once

Con Orbán sancionado, Ghilas en la grada, Trujillo en el banquillo para coser las heridas y Cuero como la asignatura pendiente, Rubi alineó a tres fichajes de inicio y el equipo dio un enorme salto de calidad. Entre los nuevos, más los que como Lerma ya estaban y el momento de forma de Morales, hay equipo de sobra para continuar en Primera. Es la lectura que deja un partido en el que la gran noticia fue la solvencia con la que se ganó y el poderío en las áreas. La diferencia con un rival en teoría directo como el Getafe fue tan abismal como la de una semana atrás con el Eibar, una derrota que ojalá a la larga haga bueno aquello de Valdano de haber sido útil. Tras una semana de aúpa, no hay duda de que el Levante sale reforzado. Lo hace el equipo y lo hace el entrenador, cuyos cambios han sido muy bienvenidos.

Cuestión de regularidad

Orriols vuelve por sus fueros

Hace varias jornadas que el Ciutat ha recuperado el punto de cocción para zamparse a los rivales, sobre todo los directos. Es por ahí por donde se va a conseguir la salvación, entre otras cosas porque los retoques de enero estaban encaminados a marcar diferencias con los de abajo, donde nadie tiene futbolistas del nivel de los granotas. Ahora falta, eso sí, arañar puntos ante algún grande y, sobre todo, encontrar por fin la tan ansiada regularidad.

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