El Levante no se ha salvado con la victoria contra el Getafe, pero tampoco estaba descendido con la debacle en Eibar ni lo que pase en El Madrigal será definitivo. Sin embargo, hay que reconocer que el corazón de los granotas no está para tanto trote. Sobre todo para viajes como el mencionado de Ipurua. Y es que quien más y quien menos se vio preso del pánico durante una semana que empezó con el caso Trujillo y terminó con Quico en el vestuario del Ciutat arengando a los futbolistas. A lo largo de la temporada hay momentos cruciales y, sin duda, ése fue uno de ellos, resuelto afortunadamente con un gran resultado a todos los niveles. El clasificatorio el que más, ya que una derrota habría tenido consecuencias nefastas en vísperas del Tourmalet. Un tramo en el que hay que rascar puntos porque con campanadas como la del Las Palmas (vaya tela, Mendilibar) es posible que con los que quedan en juego ante rivales directos no sea suficiente.

Triunfo de la confirmación: la recompensa de gastárselos

Además de reforzar a Rubi, uno de los que estaban heridos, y de reflotar al equipo en la tabla, el 3-0 al Getafe fue la confirmación, por un lado, del salto de calidad experimentado en el mercado de enero y, por el otro, del sublime estado de forma de Morales. De no ser por el grave peaje de puntos que lleva a cuestas, el Levante estaría en condiciones de afrontar la recta definitiva de la temporada en condiciones muy distintas a las de ahora, ya que hoy por hoy los granotas son de los más temibles en el cara a cara por abajo. Habérselos gastado tiene su recompensa: con jugadores como Rossi, Medjani y Verdú en el once las cosas cambian y los que ya estaban aquí rinden a un nivel más acorde. Eso sí, como señaló el presidente, el compromiso de todos es innegociable.

La afición, otra vez de ´10´: puertas abiertas en el ciutat

Después del sinsabor con el que se volvieron los desplazados a Ipurua, la mejor noticia para el Levante ha sido la respuesta de la afición tanto la pasada semana como esta, en la que se ha vuelto a movilizar. Una comunión que debe volver a producirse de manera especialmente estrecha esta misma mañana en el Ciutat con las puertas abiertas y el posterior autobus a Buñol para alentar al filial, que por cierto también lleva lo suyo a cuestas.

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