Derbi, contigo empezó todo. Recién nombrado entrenador, fue la primera vez que cogió los mandos Rubi, que habría salido a hombros de Mestalla de no meterle el Valencia un 3-0. Como el de Vilassar era un soplo de aire fresco tras el 5-3-2 de Alcaraz, aquella derrota hasta se dio por buena debido a las circunstancias que la rodeaban. El Levante fue amo y señor media hora, pero aun así salió goleado, además con facilidad y desperdiciando la ocasión de meterle mano a un rival ya cuesta abajo. Sin duda, la primera en la frente para ese cambio de estilo que no ha cuajado tampoco con los fichajes de invierno, los de la esperanza.

Intensidad my friend

Levante y Valencia vuelven a jugar una vuelta después sin que las cosas hayan ido a mejor para ninguno de los dos. En lo que respecta a los granotas, con el agua al cuello y la sensación de que el peor rival son ellos mismos. Sin marcha atrás por parte de Rubi en su objetivo de «ser protagonistas» desde el primer minuto, la salvación pasa porque se obre el milagro de que las cosas empiecen a salir. Quitando Barcelona y Real Madrid, los últimos partidos en casa los ha ganado por intensidad más que por juego y a esa fe inquebrantable hay que aferrarse hoy.

Juanfran, abanderado

El Levante ha llegado a un punto en el que con la mejor plantilla que ha tenido en muchos años vive su peor momento. Paradójico, sí , igual que lo fue planificar con un técnico con las horas contadas desde antes de su renovación. Muchos de los males vienen de allí; otros, sencillamente, de la ausencia de liderazgo. Si algo se ha echado en falta esta temporada es personalidad, un vacío que se ha ido disimulando desde los tiempos en los que se recurrió a Caparrós como capo del vestuario. Por eso se explica que Juanfran se perfile hoy, a sus 39 años, como el abanderado para un Derbi en el que desde la grada se exigirá sobre todo, mucho compromiso.

Puntos de sutura

La fractura precisamente con la grada es la peor desgracia que le ha pasado en los últimos tiempos al Levante, que tiene contra el Valencia una ocasión que ni pintada si quiere suturarla. Entre el horario, las Fallas y que no está el horno para bollos, el pre-Derbi ha sido uno de los más descafeinados de los últimos seis años. Son los jugadores, los del Levante en este caso, los que tienen que tirar de la afición y no al revés. Lo ocurrido en Ipurua y Vila-real no ha caído en saco roto, aunque a poco que las cosas salgan bien no habrá problema para que el Ciutat se vuelque otra vez con los suyos. A fin de cuentas, esta vez lo que hay en juego es mucho más importante aún que la corona de la ciudad.

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