Hay un culpable del descenso del Levante que se ha ido de rositas: Bojan Jokic, defensa esloveno de 29 años cedido en el Nottingham Forest de la Premiership. Antes de que el Villarreal se lo quitara de encima en el mercado de invierno, Jokic produjo un desgarro en la línea espacio-tiempo con su autoexpulsión en el Ciutat. Ocurrió el 4 de octubre, cuando en la jornada 7 y con toda la temporada por delante, la suerte de Lucas Alcaraz estaba echada y Quique Setién se disponía a convertirse en nuevo entrenador granota. Tras una primera amonestación rigurosa y una segunda entrada a destiempo, Jokic dejó en el minuto 35 al entonces líder con un jugador menos. Quedaba una hora de partido y el Levante, ya colista a aquellas alturas, terminó consiguiendo un triunfo que apenas sirvió para engordar antes de morir. O para alargar la agonía, según se prefiera. Tres semanas después y con un parón de selecciones por medio que podría haberse aprovechado para hacer el cambio, la goleada 0-4 de la Real Sociedad desencadenaba el despido de Alcaraz. Era el 25 de octubre y para entonces Setién, a la postre la revelación de Primera, ya había fichado por el Las Palmas.

Rubi y el ´chivatazo´ de Tebas

La cagada no sólo estuvo en empezar la temporada con un técnico en el que nadie creía y con el que la planificación deportiva fue un suplicio. Fue peor alargarle artificialmente la vida tras su ofensiva kamikaze precisamente en la previa del Villarreal, cuando en el último entrenamiento extirpó de la plantilla a la mitad de los futbolistas. La situación se convirtió en insostenible incluso para los que acabaron jugando y con el paso de las semanas dio pie a la teoría conspiratoria de que lo hizo adrede para que lo echaran. A Alcaraz hay que reconocerle que buena parte de sus vaticinios sobre el endémico carácter de la plantilla eran ciertos, pero aun así su responsabilidad alicuota en el desastre es innegociable. Culpa tiene casi tanta como Rubi, el técnico escogido una vez que se decidió no pagar por Luis y que la opción de JIM, sin duda la mejor de todas, ni siquiera se contemplara por las rencillas que hay pendientes. Aterrizó Rubi, con él se fue todavía a peor y todo sea que acabe produciéndose otro desgarro espacio-temporal y siga en Segunda, la categoría en la que habría entrenado si Tebas no le da el chivatazo cuando estaba yéndose al Elche.

Lea más opiniones de Rafa Marín, aquí