Hay suficientes indicios para sospechar que el pescado ya estaba ´frito´, pero que esta vez la receta aconsejaba darle un par de vueltas más en la sartén. Tal vez por eso, y pese a que su nombre salió con el cuerpo de Manolo aún caliente, para acabar en Tito se ha hecho un casting por el que han desfilado directores deportivos (y figurantes) con el punto en común de tener más curriculum y menos proximidad que el elegido. Aunque sea cambiar para que nada cambie y que la novedad esté en las formas más que en el fondo, es evidente que algo está ocurriendo en el Levante, donde antes eran sólo los VIPS quienes iban a las cenas en las que se decidía el menú que terminaba zampándose el Consejo. Está por ver si es verdad lo de que Quico ha perdido fuerza, pero por ahora se trata del único y pequeño peaje que está teniendo que pagar después del descenso. Tanto esto como lo de rendir cuentas ante la Comisión Ejecutiva es pecata minuta.

Menos rodeos para la escuela

Más allá del método, es indudable que se ha perdido un tiempo valiosísimo y que hay que ponerse en marcha lo antes posible. De hecho, según las malas lenguas, Tito y una cara menos conocida como la de Carmelo, alguien del que los profesionales del fútbol hablan maravillas, habían empezado ya a hacer camino por si las moscas. Es mucho el trabajo pendiente en cuanto a altas y bajas, aunque la decisión más importante de todas será la del entrenador. Bueno, ésa y la de la cantera, donde hay que arreglar urgentemente el estropicio de haber delegado y no tutelado. Con un poco de fortuna, igual se llega hasta el elegido sin dar tantos rodeos.

La mejor elección de todas

Que lo del casting haya sido una milonga no quita para reconocer que, de todas las opciones en la mesa, la mejor era la de este tándem. Y además de largo respecto a los otros candidatos. ¡Mucha suerte!.