La originalidad de que el fútbol es así sobrevive por casos como el de Rafael Martins, el delantero al que el Levante UD antes no quería pero al que ahora puede acabar renovando y ya veremos si a la postre traspasando sobre la bocina del mercado de verano. Mientras que no se diga lo contrario, Rafael cuenta para Muñiz, que ha llegado a ponerlo como ejemplo de sacrificio y de buenas maneras en el vestuario. Goleador con el Moreirense a raíz de una primera etapa fallida como granota, a su regreso ha salvado el corte de los extracomunitarios y pese a las ocasiones malogradas ante el Murcia se perfila como un delantero determinante en Segunda. Tras desecharse a principios de año una oferta por él de tres millones, si de aquí a unas semanas no llega otra superior va a agotar su última temporada de contrato, de ahí la señal de alerta ante la que Tito está obligado a reaccionar de inmediato. Por el bien del Levante, y también por los méritos contraídos, estaría bien sentarse y ver qué se puede hacer. Una renovación a tiempo puede tener su valor sin olvidarse de que buena parte de los derechos de un hipotético traspaso le corresponden al jugador, que en su día se las tuvo bien tiesas con el Audax por su carta de libertad.

La estampa de CamarasaCelades estará alucinando

Lo de anticiparse a los acontecimientos con Rafael es doblemente aconsejable en vistas de todo lo ocurrido con el complicado culebrón Camarasa. Tito, al que el club había dado autorización para mejorarle el contrato, llegó tarde pese a llamarlo el mismo día de su presentación. Y ahora, excepto giro imprevisto, el canterano va a marcharse cedido al Espanyol como solución intermedia a un asunto que se ha envenenado en perjuicio de todas las partes. Por cierto, la idea de que se marchara de la concentración en Campoamor partió del Levante. La estampa de un internacional sub-21 entrenándose en solitario con la excusa de una lesión habla por sí sola. Celades, el seleccionador sub-21, seguro que está alucinando.

Las normas del vestuarioBáscula con muñiz a las 8:20

El paso de los días confirma que Muñiz ha caído de pie. Incluso las trazas del equipo en los primeros bolos son halagüeñas a la espera de verlo competir de verdad y de pulir los típicos defectos que cualquier plantilla tiene por estas fechas. El técnico, que no se andó con ningún remilgo en su día con Deyverson o Cuero, se hace de respetar de puertas para adentro. Desde que a primera hora de la mañana hay que pasar por la báscula, en concreto a las 8:20, diez minutos antes del desayuno, hasta que a las 23:00 el personal se recoge a sus habitaciones. Es lo que se esperaba del capitán del barco tras un año en el que nadie tiene dudas de que se permitieron muchas más cosas de las que un Levante de Primera podía permitirse.

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