Eso de que los futbolistas son lo más importante del fútbol es una mentira podrida. Primero están los aficionados, soberanos que con sus pañoladas ponen y quitan a dueños o presidentes. Y después, tal y como funciona el negocio, van por delante los entrenadores. ¿Por qué? Pues porque además de lo que hacen de puertas adentro para que los equipos parezcan mejores o peores de lo que son, de puertas afuera los misters se responsabilizan directamente del sello de los clubes. Ellos son los únicos que hablan como mínimo dos veces por semana, los que siempre están expuestos y, con sinceridad, los muñecos a las que los periodistas disparamos cuestiones que nunca les planteamos a esos jugadores que esprintan en zona mixta o no bajan la ventanilla ni para comprarte pañuelos. Vayan desde aquí, por tanto, todos mis respetos a los Prandellis y Muñices en general y al entrenador del Valencia y del Levante en particular. Cada uno con sus objetivos y circunstancias, el italiano en puntos de descenso y el asturiano en los de la reserva del liderato, pero ambos hablaron ayer no tanto para sus jugadores y sus dueños o presidentes como para sus aficionados.

¿Las defensas o los ataques?

Hablando de Prandellis y Muñices, el belén que se ha montado en Orriols es digno de bilardistas y menottistas, mourinhistas y guardiolistas o, en plan castizo, clementistas y delbosquianos. En fin, que es cuestión de sustantivar, al gusto de cada cual, a barraqueros o pragmáticos ante suicidas o idealistas. Los primeros se preocupan en proteger la portería de Quico, aunque aun así a lo largo del partido conceden ocasiones y hasta renuncian a defensas. Y los segundos, sin nada que perder, juegan a tumba abierta pese a la carencia de un ´nueve´ por delante del mediapunta jugón. En este Risk por el poder vía Fundación lo tengo claro y al estilo de Prandelli y Muñiz mi mensaje es para los aficionados, a los que tengo serias dudas de que todo esto les importe. Son ellos, pese a todo, los que acabarán decantando la balanza en favor de quien se mueva exclusivamente por los intereses del Levante en lugar de por los suyos propios. Sea del bando que sea, incluido el neutral, todo aquel con algo que decir tiene aquí tribuna libre para hacerlo. Mucho mejor vía entrevista para repreguntar con transparencia, libre y democráticamente, que artificialmente con operaciones de estética. La semana pasada Quico dio la suya y de aquí a la Junta queda tiempo para comprobar qué es lo mejor para el futuro institucional, si las defensas o los ataques.

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