El primero de los tres años del proyecto deportivo del Levante está a punto de consumirse con un éxito rotundo. Había que aprovechar la coyuntura para subir de golpe y salvo cataclismo el objetivo acabará cumpliéndose incluso con muchas jornadas de antelación. Que la temporada esté siendo un paseo triunfal tiene mérito y aunque no lo parezca es de una dificultad enorme, así que es justo reconocer el buen trabajo que se ha hecho y sobre todo lo bien que se ha llevado a la práctica la teoría de transformarse en un equipo de Segunda. A imagen y semejanza de su técnico, que hoy vuelve a Alcorcón como un hijo pródigo, el levantinista es un grupo con los genes que tenía el Muñiz jugador. Un defensa práctico, competitivo, honrado, sin florituras, rascador y de los que sabían interactuar en el barro. Justo lo que caracteriza a este Levante que siendo el líder indiscutible ha aprovechado el mercado de invierno para reforzarse todavía más con un delantero que pese a su salida en falso del Zaragoza llegó a jugar hace dos días en Champions y con un portero que sobre el papel va a reactivar la competencia en pleno récord de imbatibilidad. Evidentemente con estos dos fichajes ideados para prolongarse más allá de junio se está pensando no sólo en amarrar el ascenso sino en hacer camino para el año que viene, el segundo del proyecto.

Para competir con garantías: La buena herencia de Manolo

Consolidarse en Primera será el siguiente objetivo de un Levante en el que la incógnita es si verdaderamente con la plantilla actual de Segunda más unos cuantos retoques se puede competir con garantías. Y es que, pese a los excelentes augurios, lo que está claro es que entre un mercado y el otro hay muchas diferencias y que económicamente será difícil no verse en la obligación de traspasar fronteras. Habrá que ver cuál es el planteamiento, pero de lo que no hay duda es de que las cosas pintan de cara para que al final del tercer año, el último sobre el papel del proyecto, el Levante haya podido instalarse en el top 10 de LaLiga. Por supuesto, paso a paso, pero cualquiera habría firmado a estas alturas permitirse el lujo de estar haciendo planes o calculando cuánto se le va a sacar a Deyverson, un activo que también vuelve a hablar de la preciada herencia dejada por Manolo Salvador, el director deportivo con el que el Levante empezó a transformarse en el club que es a día de hoy.

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