El supuesto terremoto por Carmelo del Pozo no ha sido tal por más que los focos le hayan estado alumbrando estos últimos días tras una temporada relativamente a la sombra. La realidad es que en el Levante, donde incluyendo al presidente son muchos los que mantienen los lazos con él, sabían desde el minuto uno que el Granada había elegido ya a Manolo Salvador. El director deportivo del último ascenso está fichado a expensas de la firma y todo apunta a que sin necesidad siquiera de pasar por el filtro del viaje a China. Así que dudas, realmente las justas. Que había otros candidatos, pues sí. Y que Carmelo, dejándose querer, ha estado en la mesa de varios equipos de Primera y Segunda, también. Nada que no esté inventado ni que no se arregle con alguna mejora. Encima con el visto bueno de Tito, quien lejos de envidias siempre da la cara por él. Y nada tampoco por lo que no haya pasado antes Quico, quien llegado el caso es un experto contrastado en exigir las cláusulas de rescisión. Tuvo que apoquinar en su día Luis García para irse al Getafe y hasta el doctor Ximo Mas cuando lo llamó el Real Madrid.

El presupuesto, aprovechadoUn buen tándem para primera

Tras salir hace un año del Real Oviedo por la puerta de atrás, la firma de Carmelo en el ascenso y los fichajes es tan indiscutible como necesaria la figura de alguien como Tito al frente de la estructura deportiva. Por encima de roces, pequeños y puntuales, el tándem ha funcionado y debe continuar haciéndolo la próxima temporada en Primera, una categoría en la que el Levante volverá a disfrutar de un presupuesto más que interesante para construir una buena plantilla. La de Segunda, con el dinero bien invertido, ha sido con diferencia la mejor. Un bloque equilibrado en el que, guste más o menos su estilo, el papel experto de Muñiz ha sido determinante.

Continuidad en el banquilloMuñiz, una versión sin flema

Hablando precisamente de Muñiz, al menos lo de Carmelo ha servido para que de una vez por todas el míster se haya dejado de coberturas al hablar de su continuidad en el banquillo. Y es que de las pocas cosas que se le pueden reprochar al entrenador es la excesiva flema, sin que se sepa tampoco demasiado bien porqué, con la que se ha referido siempre a su futuro. Aunque al final no renueve más allá de la temporada que tiene firmada con el ascenso, Muñiz continuará para alegría de los que valoran su profesionalidad y resultados y para desasosiego también de los que recelan de su estilo altamente militarizado.

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