Hagamos un ejercicio de sinceridad y admitamos, fuera postureo, que nos pirran las noticias sobre fichajes y que los que se avecinan a partir de ya van a ser días grandes para todos los que nos morimos de ganas por saber quién viene y quién se va. Enganchan más los canales de mercado que las crónicas de los partidos y eso es así desde antes que pudieran consultarse los rumores a golpe de click, de tuitazo o de Fanpage del Face. Mucho antes también de que el lema offline de esta columna analógica, la cual va ya por cierto para 10 añitos, fuera que "los goles más interesantes se marcan fuera del campo". Ésa es la realidad y otra confundirse con las bacalás, la actualizada versión de las serpientes de verano y toda esa parafernalia que los periodistas llevamos irremediablemente en la mochila y que de tan mala leche pone a quienes las leen y se huelen alguna que otra tostada. Se ha abierto la veda y ahora de lo que se trata es de salvaguardar la credibilidad de cada nombre que saquemos a base de tener bien contrastado y amarrado que, con independencia de que después lleguen a buen puerto, hay conversaciones, consultas, negociaciones o gestiones como las de Keisuke Honda, el japonés que ha inaugurado el verano y al que en breve seguirán, una vez atados los flecos, otros nombres encima de la mesa, algunos de ellos procedentes más del Este que del Oeste.

Hora de regresar del pasado

Otra cosa. Todos tenemos en el imaginario como la cuadratura del círculo los fichajes de Caicedo, Koné y Martins. De hecho lo fueron, pero en un Levante distinto y sin otro remedio que esperarse a los últimos bocinazos. Y eso que en realidad, de los tres únicamente el de Caicedo fue esprintando, ya que con Koné y Martins el trabajo empezó antes de que el mercado caducara (en el caso de Oba, literal). El Levante de ahora tiene mejor estructura y armamento y aunque puede, como dice Muñiz, esperarse "al 20 de agosto", no debería hacerlo salvo para cosas puntuales. Lo ideal sería llegar a esa fecha con las entradas y salidas claras. En especial en lo que respecta a Camarasa, que sobre el papel podría coger cualquiera de esas dos bifurcaciones. Dentro o fuera de la Rojita, es un error contemplar sólo la segunda.

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