La tranquilidad. La tranquilidad es lo que más se busca cuando pierdes 4-0. Vas a otros artículos y parece que se acaba el mundo cuando lo único que ha pasado es lo que tenía que pasar. Que para lo bueno y lo malo Muñiz es tozudo, que hay fichajes que no están y otros a los que ni se les espera, y que no se puede ganar siempre. Lo que ocurre es que hoy en día, y cada vez peor, no eres nadie si no vas por la vida cogiéndotela con papel de fumar y dirigiéndote a creyentes en lugar de a lectores a los que les da igual si tu opinión coincide o no con la suya. Así que al final, como con el niño racista de la piscina de Teruel, lo reducimos todo a la anécdota, a los paños calientes y a ese mundo de los malentendidos en el que, en bucle, terminas siendo esclavo de lo que los demás interpretan que estás queriendo decir. Adelante, por tanto, estoy perfectamente preparado para que después de ganarle al Alavés se simplifique lo escrito aquí y me acusen de haberme bajado del carro por poner que «Muñiz es mal entrenador y los fichajes, peores que la carne de pescuezo».

Lo que me da miedo de verdad

En el fondo, con la mano de verdad en el corazón, lo que más miedo me da es que me pase lo que a Álvaro, el nano que metió la pata hasta el fondo mientras se daba un chapuzón. Que un día me equivoque, que me hagan un video viral y que a partir de entonces, como a él, nadie me tome ya en serio. Un punto sin retorno en el que las explicaciones no valen para nada, pero también un riesgo que tengo que asumir con la esperanza de que nadie piense que criticar los fichajes de Nano y Cabaco es negar el excelente trabajo que propició el ascenso. Que asegurar que Muñiz es un enfermizo de la táctica y que por eso sólo juegan Ivi y Bardhi es echar por tierra al mejor entrenador que ha tenido el Levante desde JIM. Que el titular «no hay para más» es un ataque en lugar de una defensa a un bloque que va a salvarse sin problemas pero al que le falta otra marcha en el cambio para ir cogiendo velocidad. Y que nadie piense tampoco que con todo esto lo que quiero decir es que ya estamos tardando en ponernos la pilas para enero. Bueno no, perdón, que me había embalado. Eso último sí que es exactamente lo que quiero decir, que hace falta un delantero que las meta y alguna otra cosa más.

Todos de cabeza a Youtube

A riesgo, y con esto acabo, de pasarme de frenada, estoy convencido de que a nivel interno los errores están detectados y de que así como las probabilidades de repetir 45 minutos tan horrorosos como los del Betis son improbables, las de emular los de la Real son infinitas. Tranquilidad, que es lo que más se busca, y ahora directos a Youtube a buscar otra vez al crío de Teruel.

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