Muñiz le dio la "enhorabuena" al grupo, fundamentalmente por la reacción de la segunda parte, en la que es cierto que se generaron hasta cinco oportunidades claras con las que lo mínimo habría sido rascar un empate. Sin embargo, incluso jugando medianamente bien, el Levante se volvió a ir de vacío ante un Celta que apenas invirtió en la victoria. Y eso, por muchos paños calientes que queramos poner, por mucho vaso medio lleno que queramos ver, por mucho que en definitiva queramos maquillar, es algo que nos preocupa.

Si algo aprendimos el año del descenso fue que para un equipo que pelea por la permanencia es imposible ganar sin hacerlo bien y que es una trampa mortal dejar de sumar las veces que te lo mereces (y que por desgracia suelen ser las menos). Darle vueltas a una planificación a todas luces fallida no conduce a ninguna parte y eso lo saben perfectamente en el club, donde la camisa no les llega al cuello. Lo urgente es pegar un volantazo y corregir sobre la marcha trayendo a Koné o al ´nueve´ a tiro que más se le parezca. Sin goles no hay victorias y sólo con empates del precipicio no te despegas.

Quico, no falles

En el tiro al plato en el que ha vuelto a convertirse la caza de un delantero (y un central), Koné o el que sea llegará y ojalá que sea a tiempo. Después de lo ocurrido con Ünal es inconcebible que el recambio del turco no estuviera listo con suficiente antelación y que ahora haya que estar esperando a ver Arouna con qué pie se levanta y si le saca o no los tanques a la calle al Sivasspor. Ante la disyuntiva, no obstante, sobre si vale la pena aguantar y hacer lo imposible para traerlo, la respuesta es un claro y rotundo sí. Quico, no falles.

Garantía de permanencia

Sin desmerecer a nadie, y si Muñiz es capaz de sujetar bien las bridas, un Levante con Lerma, Morales y Koné suena a garantía de permanencia. Y a partir de ahí, a resetear para la que sobre el papel será la última temporada de Quico se convierta en la del salto de calidad, auténtica espina con la que el club ha vuelto a atrangantarse.

Precisamente de la renovación de Lerma, un papelón en el que el tiempo juega en contra del club, y del rol que adopte dentro y fuera del campo Morales va a depender el futuro a corto plazo. Tanto el míster, que lo ha corroborado con sus decisiones, como el primer capitán, le han dicho al Comandante que razón llevaba más que un santo. Pero que tranquilidad, please.

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