Entre las dudas que genera el rénting, una que se repite es qué alternativas tiene el cliente una vez se extingue el periodo de duración del contrato. Aunque siempre conviene consultar a la empresa que presta el servicio, cuatro suelen ser las opciones.

1. Ampliar el periodo de alquiler

El cliente está satisfecho del servicio y el coche que viene empleando se adapta como un guante a sus necesidades. Por ello, en vez de contemplar cualquier otra opción, prefiere volver a sentarse con la empresa de rénting y negociar la ampliación del contrato de alquiler por un plazo mayor. Al ser un coche usado y que ha perdido valor fruto del uso, lo habitual es que el nuevo contrato sea más económico.

El pasado año, de los 248.602 coches que se destinaron a este tipo de servicio, la media de duración de los contratos fue de 44,1 meses según el balance de 2017 de la Asociación Española de Rénting de Vehículos (AER).

2. Cambiar de coche

Se puede estar encantado con la modalidad de rénting contratada y, sin embargo, no perder la aspiración de estrenar coche cada equis tiempo. Es uno de los muchísimos encantos del alquiler a largo plazo, ya que permite disfrutar de modelos a la última en tecnología y seguridad. Entre particulares, esta opción, la de renovar contrato con un coche nuevo, puede ser especialmente interesante en el caso de modelos con un alto componente tecnológico. Los eléctricos son un buen ejemplo de vehículos a los que la obsolescencia les afecta en mayor medida.

3. Devolver el coche

La tercera alternativa consiste en llevar el coche a la compañía alquiladora. En este caso, la empresa no deja fuera de circulación el vehículo, sino que lo reinserta en el mercado de ocasión. Estos vehículos suelen estar bien cotizados, ya que, a diferencia de los que provienen del ´rent a car´ puro y duro, son coches que han estado en manos de un único conductor y su mantenimiento ha sido supervisado por la empresa propietaria en servicios oficiales.

El cliente, por su parte, está obligado a devolverlo en perfecto estado, siempre teniendo en cuenta el lógico desgaste fruto de su uso y de los kilómetros estipulados en el contrato. Esto será chequeado por un perito que refleja en un documento si hay daños que van más allá del desgaste normal, en cuyo caso, el cliente puede verse obligado a pagar su reparación o una penalización. Por ello, hay que tener bien presente cada una de las cláusulas del contrato sobre las condiciones de uso y mantenimiento, ya que un desperfecto en el interior o en el exterior puede acarrear un inesperado disgusto.

4. Adquirir el coche

Aunque se trata de una práctica más propia del leasing, las empresas de rénting ofrecen la opción a sus clientes de adquirir el coche una vez se extingue ese contrato de alquiler a largo plazo. Las marcas de automóviles han creado fórmulas similares con la diferencia de poder comprar (financiando o no) el vehículo que ha venido usando el cliente. Hay que recordar que tanto en el rénting como en el leasing, el propietario legal del vehículo no es el conductor, sino la empresa arrendataria.

Un aspecto muy importante a tener en consideración a la hora de dar este paso, el de la adquisición, es el valor al que tasa la empresa el vehículo. En este sentido, las hay que, de acuerdo con los kilómetros anuales pactados en el contrato y con el tiempo que haya transcurrido desde su matriculación, estipulan previamente un precio referencia.

La alternativa que ofrecen las marcas

Siempre atentos a cualquier fórmula de negocio que pueda resultar atractiva a sus clientes, los fabricantes de automóviles han ideado fórmulas muy similares al rénting. El concepto es el mismo: pago de una cuota determinada por disfrutar de un vehículo a un precio competitivo durante un periodo de tiempo determinado. Sin embargo, la gran diferencia es que desde el mismo momento en que se cierra la operación, el coche no pertenece a una empresa, sino al cliente que paga la mensualidad.

En esa aproximación al concepto rénting, hay marcas que también han enriquecido su oferta incluyendo la contratación en esa cuota del servicio de mantenimiento y el seguro. Para abaratar ese pago mensual, el cliente ha aportado una entrada y, en algunos casos, la marca le garantiza un valor futuro de su vehículo cuando se cumpla el plazo estipulado. Es en ese momento cuando ha de decantarse por pagar ese valor restante, entregar el vehículo o cambiarlo por otro de la misma marca. Este tipo de planes han proliferado en el sector y resultan especialmente atractivas para particulares interesados en vehículos de gama alta