Tras las bajas de David Ferrer y Pablo Andújar por lesión y las eliminaciones en la previa de Marc Giner, Pedro Martínez Portero, Dani Gimeno Traver, Nicola Kuhn, Mario Vilella y Bernabé Zapata, el Valencia Open ha pasado de tener casi diez tenistas de la tierra a tener solo uno, Roberto Bautista. El de Benlloch, séptimo cabeza de serie, es la gran esperanza de los aficionados valencianos para alzarse con el trofeo en la que puede ser la última edición del Valencia Open.

En su debut, Bautista se deshizo del murciano Nico Almagro en un tenso e igualado partido, en el que ninguno de los dos tenistas fueron capaces de encontrar sus mejores sensaciones a pesar de ofrecer un disputado choque. Bautista, supo agarrarse al partido frente a un Almagro que compaginó momentos de brillantez con lagunas en su juego y con continuas observaciones al juez de silla.

«De sensaciones no he estado muy bien, pero he aguantado bien todo el partido, he sacado bien. Pero el torneo acaba de empezar y lo importante era sacar adelante el partido» aseguraba Bautista. «El partido ha sido duro, hemos jugado más de dos horas, ha sido emocional por jugar contra otro español y jugar en casa. Habrá que ponerse el mono de trabajo otra vez», concluyó el castellonense que buscará los cuartos de final hoy ante Andrey Rublev.

Respecto a la nueva pista central montada en una carpa ante la imposibilidad de jugar en el Ágora, Bautista confesó que no le había gustado mucho, «me gusta más jugar en el Ágora, creo que en esta pista hay mucho ruido, no es lo habitual a lo que estamos acostumbrados a jugar. Es diferente y por eso me he encontrado muy raro al principio del partido», explicó.

Por último, ante la posibilidad de que ésta sea la última edición en la que el torneo se celebre en Valencia, el tenista castellonense indicó que «es una pena, este torneo lleva mucho años haciéndose y para nosotros es especial. Para cualquier jugador motiva mucho jugar en casa y para mí más en Valencia».