El concepto de 'lucky-loser' (perdedor afortunado, literalmente), va a haber que reescribirlo después del Masters 1000 de Roma. Sobre todo tras ver como Lucas Pouille se ha plantado en semifinales sin tener que jugar dos rondas, beneficiado por las renuncias de Jo-Wilfried Tsonga y de Juan Mónaco.

Pouille, número 52 del mundo y de 22 años, acabó el jueves con el valenciano David Ferrer igual que hizo semanas atrás en Miami. Es un tenista al que el de Xàbia todavía no ha logrado ganar en el circuito, y que después de perder la fase previa entró en el cuadro principal como 'lucky-loser' por la retirada de Tsonga, uno de los cabezas de serie exentos de jugar la primera ronda.

Ahora el francés saca provecho de la eliminación de Ferrer pero también de la retirada del argentino Juan Mónaco, que el jueves acabó remontando ante el suizo Stan Wawrinka, número 4 del mundo y otro de los favoritos que ha dicho adiós al torneo.

Sin embargo, después de igualar su mejor resultado en el Foro Itálico de Roma, Juan Mónaco, que llegaba al cuadro con ranking protegido, se va lesionado y deja el camino libre a Pouille, que está a un solo paso de la primera final de su carrera. Con permiso de Andy Murray, quien será hoy su rival en semifinales después de que el escocés tumbara al belga David Goffin por 6-1 y 7-5.