El Valencia Basket visita este domingo (19:00 horas) la pista del Real Madrid, en un partido en el que medirá su competitividad ante uno de los equipos más fuertes del campeonato y que será, casi con seguridad, será el último partido en el campeonato de los jugadores NBA de ambos equipos.

Pese a que el club valenciano aún espera que el pívot brasileño Tiago Splitter pueda jugar el próximo martes en el partido de la Eurocopa ante el Lukoil Academic Sofia, ya tiene asumido que volverá a la disciplina de los San Antonio Spurs a final de la semana.

La próxima marcha de Splitter puede acelerar el regreso al equipo del pívot australiano Andrew James Ogilvy, que arrastraba problemas en el tobillo y al que el club ha dado descanso las últimas semanas en coincidencia con la presencia de Splitter.

Paco Olmos, técnico del Valencia, no podrá contar aún ni con Víctor Claver ni con Vitor Faverani y mantiene las dudas de Nik Caner-Medley, lesionado en el choque del martes en Bulgaria, y de Florent Pietrus, con molestias musculares.

La posible baja del ala-pívot estadounidense supone un nuevo y grave contratiempo para el conjunto valenciano, que tiene en Caner-Medley a una de sus grandes referencias, tanto en defensa, como en ataque, donde es el interior que más puntos aporta.

El equipo afronta el choque con la confianza de haber sumado cuatro triunfos seguidos entre la ACB, en la que ha ganado al UCAM Murcia y al Assignia Manresa, y la Eurocopa, donde se ha impuesto al Oostende y el Lukoil, pero con la conciencia de que en muchos momentos de esos cuatro partidos no ha sabido imponer su ritmo de juego ante rivales teóricamente inferiores.

Con el choque de mañana, el equipo valenciano completará los duelos de la primera vuelta ante los cuatro equipos más potentes de la liga, y el balance hasta ahora es positivo ya que derrotó con solvencia al Caja Laboral y al Unicaja y pese a que el Barcelona le dominó, no se dejó llevar y le complicó el triunfo hasta los últimos minutos.

Un triunfo en la cancha del Madrid, además de una potente inyección de moral, supondría un paso adelante casi definitivo en el objetivo del equipo valenciano de clasificarse para la Copa del Rey y le dejaría con siete victorias a sólo una de las que sumaría el equipo que dirige Pablo Laso.