Partido emotivo el que enfrentará esta noche (20:30, Nou 2) al Valencia Basket frente al BCM Gravelines en el pabellón de la Fuente de San Luis. Y es que más allá del aspecto deportivo, en el que tampoco hay demasiadas cosas en juego, el conjunto taronja entra con este encuentro en la historia del baloncesto continental. Se planta en los 200 partidos en competiciones europeas, una cifra al alcance de muy pocos equipos y que el equipo que dirige Velimir Perasovic quiere rubricar con una victoria ante su afición para que la efeméride tenga un colofón acorde a la ilusión que ha generado esta importante cifra.

No en vano, varias son las iniciativas que el club ha preparado para convertir esta cita en un día especial, pero que en ningún caso deben desviar al equipo de su único objetivo en el choque, la victoria. Al Valencia Basket, ya clasificado para los cuartos de final de la Eurocopa, le bastaría con un triunfo más para asegurarse matemáticamente la primera plaza del grupo. No obstante, con una derrota del VEF Riga sería también suficiente. Lo cierto es que el VBC lo tiene todo muy de cara para acabar como líder del grupo ya que en el caso de perder y que el conjunto letón gane, los de Perasovic deberían también perder de más de 31 puntos contra el VEF Riga en la última jornada del Last 16 para perder ese primer puesto.

El encuentro ante el Gravelines, por otra parte, nos deja otra gran noticia ya que por primera vez desde hace más de tres meses toda la plantilla estará a disposición del técnico, en este caso, Velimir Perasovic. Serhiy Lishchuk, el último en caer lesionado debido a una microrrotura fibrilar, se reincorporó el domingo a los entrenamientos con el grupo aunque, como es lógico, a un ritmo menor que el resto. Pese a ello, Perasovic cuenta con el pívot ucraniano, al igual que con AJ Ogilvy y Stefan Markovic, que han tenido también alguna molestia física en los últimos días debido a tantas semanas de inactividad.

El preparador croata, precisamente, quiere aprovechar estos dos encuentros que restan del Last 16 para que estos hombres alcancen un ritmo de competición óptimo y, de paso, repartir los minutos entre una plantilla a la que han castigado mucho las lesiones. Sin duda, eso sería lo ideal teniendo en cuenta lo que resta por delante y lo poco que ha demostrado el rival en esta segunda fase de la Eurocopa. Y eso que el BCM Gravelines partía como el equipo a batir junto al VBC tras finalizar la primera fase liderando el Grupo A con un balance de 5 victorias y 1 derrota —tan sólo perdieron en la última jornada en la pista del BC Donetsk—.

Sin embargo, la suerte de los franceses ha cambiado en el Last 16. Con cuatro derrotas en cuatro partidos están matemáticamente fuera de los cuartos de final y ni tan siquiera ganando los dos partidos que les restan podrían alcanzar a Nymburk o Riga. Es decir, no se juegan nada de nada en Valencia.