El Valencia Basket saltó a la pista con ganas, con intensidad, dispuesto a pasar página cuanto antes tras al correctivo del pasado viernes en la Euroliga. Rápidamente el equipo de cargó de faltas pero las sensaciones, visto lo visto en la presente temporada, eran buenas. La defensa se mostraba sólida pese a las complicaciones generadas por hombres como San Emeterio y el ex taronja Tojo Shengelia, o la buena dirección de Causseur, al igual que un ataque equilibrado y con buenas selecciones de tiro. Algo que, sin embargo, se vio empañado en el electrónico tras dos o tres errores ofensivos que permitieron al Laboral Kutxa tomar la delantera en el marcador (13-14; min. 6).

Velimir Perasovic optó entonces por dar entrada a Guillem Vives, lo que propició un importante cambio de escenario. Con el base catalán al mando los locales mejoraron aún más su juego y comenzaron a anotar con más facilidad. Un parcial de 7-0 (20-14; min. 9) devolvió la confianza al Valencia Basket, que a partir de ese instante se hizo con el control absoluto d ella situación.

La canasta de Luke Harangody en el último segundo del primer cuarto ejemplificó claramente lo que estaba por llegar en el segundo. Bajo la batuta de un Vives estelar y un irreconocible Romain Sato, el conjunto taronja firmó algunos de sus mejores minutos de la temporada. De hecho, hasta llegar al descanso el encuentro se convirtió en un auténtico monólogo del equipo dirigido por Velimir Perasovic, que anuló por completo a su rival con una gran defensa, una buena circulación de balón y rápidas contras a la mínima ocasión. El Laboral Kutxa, muy errático en ataque, apenas opuso resistencia a las acometidas de los valencianos, que ante la ovación de La Fonteta dejaron el choque prácticamente sentenciado al descanso tras un parcial de 30-10 (52-27; min. 20).

Tras el paso por los vestuarios llegó el intento de reacción por parte del conjunto vasco. Un intento que quedó precisamente en eso, en intento, ya que sólo sirvió para dar paso a un intercambio de canastas del que continuó saliendo beneficiado el Valencia Basket (65-37; min. Min. 26). Tanto, que Ibon Navarro se vio obligado a solicitar un nuevo tiempo muerto para hacer ver a sus hombres que, aunque el partido estuviera ya perdido, estaban obligados a maquillar el resultado y lavar su imagen. El cuadro vitoriano respondió con un parcial de 0-8 que estrechó un tanto las diferencias antes del último cuarto (67-45; min. 29).

Pero Perasovic no quería complicaciones y nada más bajo la renta de los veinte puntos decidió dar entrada a Vives y Dubljevic para descongestionar un juego ofensivo ahora ligeramente atascado (71-53; min. 32). El equipo, además, comenzaba a acusar el cansancio y había perdido algo de solidez en defensa, por lo que las rotaciones se hacían inevitables en el tramo final. Aún así, el técnico croata se vio obligado a parar el partido a falta de tres minutos para, principalmente, corregir los errores de concentración que estaban cometiéndose en la pista y evitar que la remontada del Laboral Kutxa fuera a mayores (79-63; min. 37). Ahí acabó el choque definitivamente salvo por las malas formas de Shengelia en su pique con Lucic que caldeó el ambiente en los últimos compases. Formas innecesarias con el encuentro completamente decidido desde hacia mucho.