La Euroliga se acabó para el Valencia Basket. Todas las cábalas, todos los números, todas las cuentas matemáticas pasaban por ganar los dos partidos que restaban de la fase regular. Pues bien, no hizo falta esperar demasiado porque a las primeras de cambio el conjunto taronja cayó derrotado en el Buesa Arena ante el Laboral Kutxa. A partir de ahora, y pese a que todavía queda una jornada por disputarse, sólo resta pensar en el Last 32 de la Eurocopa donde los de La Fonteta deberán intentar revalidar título si quieren regresar la próxima campaña a la máxima competición continental.

El rebote. Ese detalle se convirtió en el gran problema del Valencia Basket durante todo el partido en Vitoria. Bien posicionados en ataque, con buenas lecturas y un enorme acierto desde el 6,25, los taronja perdieron gran parte de sus opciones al inicio del partido debido a este factor tan importante como trascendental en el día de ayer. Son los detalles los que desequilibran un partido igualado, y el rebote fue el que desequilibró la balanza a la larga entre dos equipos que atacaron más de lo que defendieron en la primera mitad (28-24; min. 20).

Tanto es así que el Valencia Basket, incapaz de cerrar su aro pese a las defensas alternativas planteadas por Velimir Perasovic, llegó incluso a bajar los brazos por momentos en defensa. De hecho, el técnico croata se vio obligado a buscar un quinteto más alto con el único objetivo de complicar las cosas a un rival que, hasta entonces, estaba disponiendo de dos y tres opciones en cada ataque. Con todo, no era de extrañar que a poco que el equipo comenzara a perder algún balón (7 al descanso) la diferencia en el electrónica iba a comenzar a crecer (47-35; min. 16). Gran parte de culpa la tuvo Mike James, el último fichaje del Laboral Kutxa, y Fabien Causeur, gracias a los cuales llegaron los mejores minutos del equipo local.

Con 51-40 en el marcador y el partido a punto de romperse, a Velimir Perasovic no le quedó más remedio que parar el encuentro a falta de dos minutos para el descanso en busca de soluciones, también ofensivas. El Valencia Basket se había atascado, había perdido la paciencia y empezaba a abusar de forma exagerada del triple. "Sólo queréis jugar por fuera", arengó el técnico croata a sus jugadores, al tiempo que demandaba meter más balones interiores. El resultado fue un parcial de 0-7 que volvió a meter a los de La Fonteta de lleno en el encuentro (51-47; min. 20).

Tras el paso por los vestuarios el encuentro cambió. El nivel de intensidad defensiva se elevó considerablemente y ninguno de los dos equipos anotaba con facilidad. Algo que, sobre el papel, beneficiaba al estilo de juego de los valencianos y que les daba más oportunidades en el choque (55-54; min. 25). "Necesitamos un nivel de defensa alto. No relajaros", pedía Perasovic a sus hombres, consciente de que lo tenían todo en su mano. Sin embargo, sucedió todo lo contrario. Fue la defensa local la que empezó a leer mejor los ataques taronja, circunstancia que distanció al Valencia Basket ante su sucesión de errores ofensivos (62-54; min. 27).

Ya a remolque y con las ideas justas, el equipo trató de reaccionar en los minutos posteriores. Lo hizo, una vez más, con más ganas que acierto, concediendo demasiadas canastas fáciles a un rival que se crecía conforme avanzaba ya el último cuarto (77-65; min. 32). Lejos de rendirse, el Valencia Basket siguió empleándose al máximo de la mano de un gran Pau Ribas. Tanto, que a falta de tres minutos para el final los taronja seguían con opciones de victoria (83-77; min. 37). Pero ahí acabó todo. Pese a la buena defensa de los valencianos la fortuna se alió con el Laboral Kutxa para salvar un par de ataques que, a la postre, acabaron resultando definitivos para una más que sufrida victoria local.