El Valencia Basket se despidió de la Euroliga con victoria ante el Neptunas Klaipeda en un encuentro que dejó ya finiquitado antes del descanso. Pese al gélido ambiente y el poco público presente en La Fonteta, el equipo taronja se empleó al máximo desde el primer minuto para firmar uno de sus partidos más completos en la máxima competición continental. No en vano, los locales dominaron el choque de principio a fin sin dar opción alguna a su rival en el partido. Lástima que la exhibición no sirviera para seguir en la Euroliga por un lado, ni por otro para evitar acabar colista del grupo D y asegurar un mejor camino a partir de ahora en la Eurocup. Y es que tras la victoria del Galatasaray ante el Olympiacos, los taronja han acabado sextos en su grupo y no podrán evitar al temible Lokomotiv Kuban en el Last 32 del segundo torneo europeo. Además del equipo ruso, acompañarán al Valencia Basket en el grupo N el SLUC Nancy francés de Florent Pietrus y el CSU Asesoft Ploiesti rumano.

No tardaron demasiado los valencianos en coger el mando del partido. Desde la defensa, en la que se mostró muy sólido a lo largo de todo el encuentro, los locales comenzaron a construir un juego fluido y sin apenas errores en ataque. Con un control total sobre las pérdidas de balón, con paciencia, haciendo circular el balón y muchas asistencias, la brecha en el luminoso comenzó a abrirse desde muy pronto (16-7; min. 5). Kresimir Loncar y Luke Harangody eran las referencias en esos primeros compases, en el que la consistencia y el equilibrio interior y exterior habían anulado por completo al Neptunas Klaipeda.

El cuadro lituano se sentía cada vez más incómodo sobre la cancha, incapaz de acercarse con acierto al aro taronja. En este sentido, sería el cansancio en las filas locales lo único que permitió al Neptunas recortar tímidamente las rentas en el priimer acto (20-15; min.8). Velimir Perasovic, consciente de la situación, movió ficha de inmediato dando entrada a Bojan Dubljevic y Pablo Aguilar, que devolvieron casi de inmediato el oxígeno al Valencia Basket. El parcial de 8-2 en esos últimos dos minutos del cuarto no dejaba lugar a la duda (28-17; min. 10).

La buena defensa de los locales maniataba al Neptunas, que aún así encontró en el rebote ofensivo una válvula con la que escapar al ridículo en La Fonteta (14 al descanso). El equipo dirigido por Kazys Maksvytis dispuso en varios ataques de dos, tres e incluso cuatro opciones para anotar gracias a ese desajuste en las filas taronja, que pese a ello seguían complicando mucho las cosas a su rival. Tanto es así que los lituanos se fueron al descanso con más triples lanzados (21) que canastas de dos intentadas (20). Un dato que refleja claramente el trabajo realizado por el Valencia Basket bajo su aro y que terminó por romper el partido en este segundo cuarto. Y es que a esa predisposición en tareas de contención, se unieron también las buenas lecturas ofensivas que provocaron también unos elevados porcentajes de tiro con Dubljevic, Harangody y Loncar como principales exponentes. La renta de 21 puntos al descanso, al margen de decantar casi definitivamente la balanza, hacia justicia a lo presenciado en la cancha (52-31; min. 20).

La ventaja, sin embargo, todavía crecería más nada más regresar de los vestuarios. tras un parcial de 8-0 (60-31; min. 22). Pese a tener el partido ya ganado, el esfuerzo de los valencianos no bajó un solo gramo tras la reanudación. De ello se encargó también Velimir Perasovic, pidiendo explicaciones a sus jugadores al menor signo de relajación. Eso sí, no hizo demasiada falta porque el rodillo taronja siguió firme en los minutos posteriores independientemente de qué hombres colocara en pista. Incluyento a Pablo Aguilar, olvidado en los últimos compromisos y que ayer rindió, al igual que todo el equipo, a un muy buen nivel (75-49; min. 30).

No hubo mucho más a partir de ahí salvo por el estreno del joven Pablo Pérez en la Euroliga cuando la exhibición del Valencia Basket alcanzaba cotas máximas (94-58; min. 37). Luego llegaría el turno también de David Guardia, que incluso anotó dos puntos en el primer balón que tocó. Fue la culminación a la fiesta más triste que se ha vivido en La Fonteta en los últimos años ya que no obtuvo ninguna recompensa a nivel deportivo.