Ante la epidemia de problemas físicos que están afectando al Valencia Basket en la presente temporada, hay dos hombres que hasta la fecha han demostrado ser completamente inmunes a la ´enfermedad´. Nos referimos a Rafa Martínez, uno de los jugadores más veteranos de la plantilla con 33 años, y al más joven, Guillem Vives con 21. Un oasis en medio del desierto en el que únicamente el base barcelonés ha participado en todos los encuentros oficiales disputados hasta ahora por el equipo taronja -el capitán se quedó fuera en alguno por decisión técnica durante la ´era Perasovic´2. Algo a lo que Vives empieza a estar acostumbrado pues la pasada campaña, con el FIATC Joventut, tampoco se perdió un solo encuentro al igual que Shuma, Savané o el exjugador taronja Albert Miralles.

«Soy el jugador más joven del equipo e imagino que eso también se tiene que notar. Aún así he tenido pequeños problemas físicos que sin embargo no me han impedido jugar ningún partido porque me he recuperado a tiempo», confesó a SUPER el jugador catalán, para el que hay dos factores clave en el hecho de no haberse lesionado hasta el momento. «Está el trabajo con los fisios que hacemos después de los entrenamientos, y también la suerte que debes tener para no lesionarte», subrayó.

Y de eso parece que tiene mucha ya que sólo ha tenido dos problemas ´serios´ en su carrera. Uno fue en edad alevín, cuando se rompió el escafoides y se quedó sin poder ir convocado con la selección catalana. «Fue un golpe duro moralmente», aún recuerda. Y el otro hace dos años, recien aterrizado en el primer equipo de la Penya. Durante un entrenamiento un choque fortuito con Savané le sacó el hombro del sitio y le tuvo casi dos meses sin poder jugar. «Daba miedo ver el hombro pero ya está curado y no he tenido ninguna recaída», explicó Vives, que antes de cada entrenamiento y de cada partido realiza un trabajo especial para mantener la musculatura en ese sitio en concreto, al margen de potenciarla también con el trabajo de gimnasio junto al resto de sus compañeros. «Si volviese a pasarme lo mismo sería algo más complicado, así que hay que prevenir», indicó.

Por ahora esa metodología le ha convertido en un valor seguro ante las adversidades, tanto para su equipo como para su entrenador, que siempre pueden echar mano de él en los peores momentos físicos del equipo. «Cuando el entrenador me necesita sabe que me tiene, y normalmente al cien por cien. Eso pienso que es muy importante porque el entrenador sabe que me puede utilizar sin problemas», subrayó Vives, que espera «seguir con esta dinámica. Es algo muy positivo y por eso también es importante cuidarse para evitar lesiones». Algo que le está permitiendo también no ver frenada su evolución, como demostró el pasado sábado ante el Andorra. «Lo peor para un deportista son las lesiones y yo he tenido la suerte de no lesionarme de gravedad, al margen de no perderme ningún partido. Estoy feliz por esto y espero que siga la racha», dijo.