Pese a que la puesta en escena no fue la mejor y al Valencia Basket le costó algunos minutos cogerle el pulso al encuentro, desde el salto inicial quedó claro que los taronja iban a dejarse hasta la última gota de sudor en el envite. Incluso la vida si era preciso, aunque eso no sirvió demasiado en los primeros compases ante un inspiradísimo Felipe Reyes. Doce puntos del pívot cordobés en apenas seis minutos colocaron al Real Madrid con las primeras rentas en el electrónico (10-16; min. 6). La intensidad local no daba frutos en defensa, mientras que en ataque los problemas para anotar eran cada vez más evidentes. Faltaba equilibrio, con demasiados tiros forzados desde el perímetro y, por si fuera poco, luego llegarían los problemas con el rebote. El equipo de Pablo Laso aprovechó la coyuntura para abrir un poco más la brecha y disparar todas las alarmas en el banquillo valenciano (15-26; min. 8).

Con la intensidad por bandera, se antojaba fundamental empezar a anotar con cierta fluidez para meterse de nuevo en partido. Vives rompió la sequía al final del cuarto, lo que unido a cinco puntos consecutivos de Pablo Aguilar en el segundo acto puso el partido en un puño. El parcial se fue hasta el 10-0 (25-26; min. 13) tras otra gran acción de Vives, aunque seguían cometiéndose muchos errores. El Valencia Basket jugaba con más corazón que cabeza, acelerado por momentos, pero aún así logró mantener a raya al actual campeón de Europa. Dentro de esa igualdad fue Van Rossom, tras una acción brillante culminada en un espectacular mate, el que metió definitivamente a La Fonteta en el partido. Era la primera vez que los taronja se ponían por delante en el partido (34-33; min. 17) y había que celebrarlo como tocaba. Es más, esa sería su máxima renta antes del descanso, y lograrían conservarla (40-39; min. 20).

Pero fue tras el paso por los vestuarios cuando el encuentro entró en una nueva dimensión en la que el intercambio de canastas se convirtió en una constante. Un duelo eléctrico en el que las defensas prácticamente desaparecieron bajo un ritmo trepidante y una anotación vertiginososa. Era el juego que le gusta al Real Madrid, pero también a este Valencia Basket de Carles Duran, duro en el cuerpo a cuerpo pero también a la hora de intercambiar golpes. Tanto es así que fueron los locales, liderados por el espíritu de un incombustible Luke Harangody y un pletórico Guillem Vives, los que golpearon más y mejor en el cuarto, ampliando su ventaja hasta los seis puntos para locura de una afición en pie y completamente volcada con el Valencia Basket (70-64; min. 30).

Era el momento de doctorarse en el partido con el jovencísimo Guillem Vives, despedido al grito de MVP cuando fue sustituido por Van Rossom tras dejar a su equipo 10 puntos arriba (76-66; min. 33). Lástima su cuarta falta personal, que obligó a ese cambio cuando se había adueñado completamente del ritmo del encuentro. El Real Madrid, casi a la desesperada, recurrió entonces a la zona como medida para obligar a los taronja a cambiar su ataque. El Valencia Basket no lo supo entender, no supo como atacarla y convirtió esos minutos en un festival de lanzamiento exterior que los de Laso aprovecharon para recortar distancias tras un parcial de 3-11 (79-77; min. 36). A Duran no le quedó otra que parar el partido para reconducir la situación y cortar el parcial madridista. Los nervios, la presión y la ansiedad se palpaban en la pista en ambos conjuntos, y el que mejor supiera gestionarlo en el tramo final se iba a llevar el partido. Y eso que parecía que eran los locales los que lllegaban con todo un poco más bajo control (85-80; min. 38). Pero ni mucho menos. Los dos últimos minutos no resultaron aptos para cardíacos, dentro y fuera de la pista, hasta llegar a ese 88-88 a 25 segundos para el final. Duran pidió tiempo, el equipo apuró la posesión y Harangody anotó sobre la bocina... pero el instant replay, según los árbitros, dijo que había entrado fuera de tiempo.

Tocaba ir a la prórroga y ahí toda la crueldad del deporte se cebó con el Valencia Basket. Primero por la derrota, injusta e inmerecida en una prórroga jugada a cara o cruz, y segundo por una nueva lesión. En este caso de Sam Van Rossom, que dejó al equipo huérfano en el último minuto y un punto abajo (97-98). Pese a ello los valencianos siguieron peleando y a 19 segundos del final el marcador señalaba un empate a 100. Pero Llull, a falta de un segundo, metió un triple que dio al traste con el magnífico trabajo del Valencia Basket.

El Valenca Basket firmó el acta del partido bajo protesta porque Slaughter no estaba inscrito en el acta al inicio del encuentro pese a que Laso la validó con su rúbrica. Mañana debe emitir su veredicto el Juez Único de la ACB.

- Ficha técnica:

100 - Valencia Basket (18+22+30+18+12): Van Rossom (14), Rafa Martínez (4), Sato (9), Harangody (21), Lishchuk (4) -cinco titular- Nedovic (5), Lucic (8), Dubljevic (13), Vives (17) y Aguilar (5).

103 - Real Madrid (26+13+25+24+15): Llull (12), KC Rivers (5), Rudy Fernández (20), Reyes (21), Ayón (13) -cinco titular- Nocioni (7), Maciulis (2), Sergio Rodríguez (7), Carroll (5), Slaughter (9) y Mejri (2).

Árbitros: Martín Bertran, Conde y Cortés. Eliminaron por faltas personales a los locales Lishchuk (m.38) y Lucic (m.40)a los visitantes Ayón (m.37) y Reyes (m.45)

Incidencias: tercer partido de las semifinales de la Liga Endesa disputado en el pabellón de la Fuente de San Luis ante 8.500 espectadores.