El escolta Clay Tucker ha sido condenado a pagar un millón de euros al Valencia Basket, por haber rescindido unilateralmente el contrato que firmaron para la temporada 2012-13, según una sentencia a la que ha tenido acceso Efe y que por el momento no se ha confirmado si ha sido recurrida. En una resolución del juzgado de lo social número 2 de Valencia del pasado mes de abril, el club turco Hacettepe Universitesi BK, que contrato a Tucker en febrero de 2013, ha sido condenado como responsable civil subsidiario.

Tucker fichó por el Valencia en julio de 2012 con un contrato que incluía una cláusula de rescisión de un millón de euros si alguna de las dos partes decidía romper unilateralmente el acuerdo. El jugador se incorporó a la disciplina del equipo valenciano el 23 de agosto y, según la sentencia, tres días después pidió al club viajar a Estados Unidos, algo para lo que no recibió permiso, pero que hizo sin consentimiento de la entidad el día 30 de ese mismo es.

Tucker ya no regresó nunca a Valencia y el club fichó primero a Marko Keselj, luego a Mickael Gelabale y finalmente a Jason Robinson, para sustituirle, lo que supuso un desembolso que el club utilizó en el juicio para reforzar su solicitud. Meses después de dejar el club, el jugador solicitó en varias ocasiones su pase internacional y el Valencia se lo denegó.

Finalmente, el jugador remitió una carta al Valencia Basket en la que confirmaba que había "rescindido unilateralmente" su contrato, por lo que el club valenciano le concedió finalmente el pase y Tucker fichó por el Hacettepe Universitesi BK.

La sentencia señala que tanto el viaje sin permiso del club, así como que no regresara para reintegrase en su disciplina y las distintas solicitudes del 'transfer' prueban que no hubo "buena fe" por su parte. También indica que la carta en la que da por acabada su vinculación de manera unilateral "activa" el pago de la cláusula de un millón de euros, que es la que, según la sentencia, debe abonar el jugador.