Sam Van Rossom y Pau Ribas son los hombres de moda en el Valencia Basket. Independientemente de la irregular trayectoria del equipo, el buen rendimiento en la pista de ambos no ha pasado desapercibido entre los ´grandes´ del baloncesto continental. Así, en el caso de Ribas poco o nada puede hacer el cuadro taronja si finalmente no hay acuerdo para su renovación pues acaba contrato el 30 de junio, aunque con Van Rossom la cosa es diferente ya que el pasado mes de octubre se le mejoró y amplió el contrato hasta el año 2017.

«El interés del Barcelona no me preocupa mucho ahora mismo. De momento no hay nada serio con mi representante, tengo contrato hasta 2017 y estoy contento en Valencia y en el club. Mi intención es cumplir el contrato con el Valencia Basket», aseguró el base belga a este periódico. En este sentido Van Rossom insistió en que tanto su agente como él no saben nada del asunto, al menos por el momento, aunque es un hecho que para el conjunto catalán es la primera opción en el mercado si finalmente Marcelinho Huertas, que acaba contrato este verano, abandona la disciplina blaugrana.

Otra cosa diferente será si el Barça es capaz de hacer frente a la cláusula de cerca de un millón de euros y de convencer al jugador con una ficha inalcanzable para los de La Fonteta. Todo eso esta aún por ver, y es por ello que aunque Van Rossom reconoció que «a todo jugador le gusta cuando ve estas cosas sobre el interés de otros grandes clubes», a día de hoy «juego en el Valencia Basket y solo pienso en jugar lo mejor posible con mi equipo para terminar la Liga Endesa de la mejor manera posible este año».

Y lo cierto es que es mucha la falta que le hace al equipo que tenga los cinco sentidos puestos en este tramo final de campaña, sobre todo tras el duro palo del pasado sábado ante el Dominion Bilbao Basket. «Nos quedamos jodidos porque teníamos la ocasión de ganar el factor cancha para el play-off y no lo conseguimos», se lamentó el belga, que aún no se explica el atasco en la banda a falta de menos de siete segundos del final. Un error que no es la primera vez que se produce y que les dejó sin opciones de triunfo ni de llegar al cuarto puesto.

«Como profesionales, es una jugada que dibujó el entrenador en el banquillo y que nosotros teníamos que hacer buena en la pista. Buscaron los bloqueos, nos pusieron en dificultad para sacar el balón y justo cuando sacó nos pitó los cinco segundos. No sé por qué nos pasa esto porque hacemos lo que tenemos que hacer y nos pasa igual», explicó Van Rossom. «Nos cortaron las primeras dos opciones y después era ya más difícil. Es algo que puede pasar», insistió.

En cuanto a lo que fue el partido destacó que «no esperábamos un partido con tantos altibajos, pero sabíamos que no iba a ser un partido fácil. Salvo los dos primeros minutos en los que nos costó entrar en el partido, en el segundo cuarto nos remontaron diez puntos en dos o tres minutos, esa fue la clave porque si nos hubiéramos ido al descanso con diez puntos de ventaja habría cambiado el partido. Nos complicamos el partido en la primera parte».

Una complicación que ahora obliga a los valencianos a ganar en Fuenlabrada si no quieren arriesgarse a caer hasta la séptima plaza al finalizar la fase regular. «Siempre queremos pelear por lo máximo y ahora es la quinta plaza. Queremos acabar quintos porque puede ser muy importante de cara al play-off», concluyó Van Rossom.