La lesión de Sam Van Rossom por fin empieza a mostrar claros signos de mejoría después de varias semanas en un punto casi muerto. La causa, más allá del esguince que se produjo en la rodilla izquierda, fueron las complicaciones generadas por un edema óseo que parece que empieza a remitir.

El base belga se lesionó el pasado 21 de noviembre durante la disputa de la séptima jornada de la Liga Endesa en la que el Valencia Basket se impuso al Retabet.es GBC por 92-65 en La Fonteta. Apenas llevaba ocho minutos en pista cuando, en un mal gesto se le fue la rodilla y ya no pudo volver al encuentro. La preocupación, ya por entonces, era considerable aunque tras las pruebas todo quedó en un susto al descartarse una fractura por estrés o incluso una rotura de ligamentos.

Sin embargo, esa alegría inicial, con unos plazos de recuperación de entre tres y cuatro semanas, dio lugar con el tiempo a una auténtica pesadilla tanto para el jugador como para el propio cuerpo médico, que se encontró con un invitado inesperado cuyos plazos son realmente difíciles de controlar. El 'famoso' edema óseo que ha hecho que, a día de hoy, Van Rossom lleve ya nueve semanas de baja y se haya perdido por esta lesión un total de 16 partidos entre la Liga Endesa y la Eurocup.

Afortunadamente, y después de muchos disgustos en el entorno del primer equipo, todo el trabajo realizado con el jugador empieza ahora a dar sus frutos. La prueba definitiva de ello es que el belga comenzó a correr hace algunos días, aunque de forma muy controlada en el gimnasio -continúa sin hacerlo aún en pista-. Aún así, lo realmente importante es que soporta mucho mejor las cargas y que el dolor ha disminuido considerablemente.

Una circunstancia que, tras las numerosas complicaciones vividas a lo largo de su recuperación, hace que el cuerpo médico sea mucho más optimista respecto a su vuelta a las canchas. Tanto es así que en dos semanas Van Rossom podría estar ya trabajando junto a sus compañeros a las órdenes de Pedro Martínez. Un plazo, no obstante, que hay que tomar con mucha prudencia debido a las fluctuaciones que presenta una patología de estas características. Lo que es un hecho es que mucho debería volver a torcerse la recuperación para que Sam Van Rossom no estuviera en condiciones de estar con el equipo en la Copa del Rey. Torneo para el que resta casi un mes y en el que el Valencia Basket tiene muchas ilusiones depositadas.

Posibilidad de recaída

Aún así, y pese a que las sensaciones empiezan a ser positivas, lo cierto es que hasta que el jugador no se incorpore al grupo no se sabrá al cien por cien si la lesión está completamente superada. Y es que una vez inmerso en un trabajo de mayor intensidad junto al equipo existe la posibilidad de que reaparezcan las molestias a causa de ese edema óseo y haya que pararlo de nuevo. Algo que se quiere evitar a toda costa, y más después de tantas semanas apartado de la rutina diaria de la primera plantilla.