Vladimir Jankovic ha sido el segundo fichaje que abandona la disciplina del Valencia Basket en menos de un mes. Ese es un dato objetivo. Sin embargo, al contrario que con John Bryant, en esta ocasión no sólo su rendimiento ha sido el detonante de su marcha, también lo han sido otros factores como el buen nivel de otros compañeros que le han dejado sin sitio, el interés de un equipo como el Aris de Salónica por hacerse con sus servicios, y su propia predisposición personal al cambio.

Premisas sin las cuales es imposible entender la operación. Por un lado está Romain Sato, quién parecía condenado a un rol secundario en una plantilla de trece jugadores pero que, con su trabajo diario, ha terminado ganándose un mayor protagonismo en la pista. Por otro Sam Van Rossom, cuyas dudas acerca de su rodilla llevaron al club a curarse en salud con una plantilla más larga de lo habitual.

Algo que, llegados a este punto y una vez comprobado que su recuperación marcha por el buen camino, podría ser hasta contraproducente. Por eso cuando Jankovic plantea su salidaJankovic y se comprueba que puede ser beneficiosa para todos, el Valencia Basket accede. Eso sí, lo hace en forma de cesión para reservarse la posibilidad de recuperarle el próximo verano.

Y es que en su contrato actual con los de La Fonteta existe un año opcional que la entidad taronja podría ejecutar en el caso de que su rendimiento en Grecia sea bueno. Es más, las circunstancias han mandado en esta ocasión pero desde el club consideran que se trata de un jugador muy válido para el equipo. Desgraciadamente, sus problemas de adaptación, unidos al hecho de no aceptar el rol al que había sido relegado, acabaron precipitando una salida impensable hace apenas unas semanas.