Si hay un lugar fuera de la Comunitat Valenciana en el que se está vibrando con el Valencia Basket en estas rondas finales de la Eurocup ese es Sant Fruitós de Bages. Concretamente en el antiguo colegio de Rafa Martínez. Allí es donde el capitán taronja comenzó a anotar sus primeras canastas con 11 años, y donde todavía hoy es un referente para profesores y alumnos. «El seguimiento del colegio ha sido siempre muy grande, siempre están atentos a lo que hago o puedo hacer. Estoy muy contento de que sean un apoyo más para el equipo», comentó a SUPER el propio jugador. «Han venido incluso a La Fonteta cuando hemos estado en Euroliga», destacó.

Hablamos del colegio PAIDOS, donde «el baloncesto es una religión», explica Rafa Martínez. Y gran parte de la culpa de que esto sea así la tiene Jaume Ambròs, exjugador del Manresa, entrenador y el hombre que convenció a Rafa Martínez para que cambiara el fútbol por el baloncesto. «Es como un hijo para nosotros, aunque apreciamos a todos. Él tuvo la suerte de llegar, pero he tenido a muy buenos jugadores. Siempre estuvo en el lugar apropiado en el momento oportuno», indicó Ambròs.

Curiosamente, en el PAIDOS juegan actualmente dos de los tres hijos de Jaume Ponsarnau, ayudante de Pedro Martínez en el Valencia Basket. Algo que todavía ha multiplicado más el cariño por el equipo taronja. «De la zona de Manresa, al margen de Rafa, están también en el equipo Pedro Martínez, Jaume Ponsarnau y Pierre Oriola. Así que aquí seguimos mucho todo lo que hace el Valencia Basket», continuó Ambròs. Es por ello que han colocado una de las últimas portadas de Superdeporte en la que aparece el capitán en un lugar destacado dentro colegio. «La portada es muy impactante. Nos encantó y por eso la colgamos», explicó. Es más, muchos de los alumnos guardan fotocopias de esa portada pues para ellos Rafa Martínez es un espejo en el que mirarse.

«Es una pasada. Hablo mucho con el colegio y también, a través del campus que hacemos desde hace diez años, puedo tener mucho contacto con los niños de toda la comarca. Es un orgullo ver que tanto el PAIDOS como otros centros de esta zona de Barcelona sigan tan de cerca al Valencia Basket. Es algo que me llena muchísimo», se congratula el de Santpedor.

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Locura con Rafa Martínez en su colegio

No obstante, hay que matizar que el capitán del Valencia Basket no aterrizó en el PAIDOS hasta el año 1991 ya en 4º de EGB. «Fui con mi primo Eugenio. En Santpedor la verdad es que no íbamos muy bien y mis padres pensaron que en un colegio privado podríamos mejorar a nivel de estudios. Además, como trabajaban, pues también nos podíamos quedar a comer y estar allí todo el día allí», aseguró. «Tengo muy buenos amigos y muy buenos recuerdos aunque fue difícil al principio. Claro, con 10 u 11 años que te cambien de colegio para nosotros fue duro porque te cambia todo. Pero al final nos adaptamos bien los dos», prosiguió.

Entonces sólo jugaba al fútbol. Afortunadamente, allí estaba Jaume Ambròs para encaminarle hacia el deporte de la canasta. «Era un prodigio físico. Cuando llegó ganaba todo, en velocidad, resistencia o en lanzamientos. Era cuestión de tiempo pero enseguida aprendió a jugar al baloncesto», admitió. En este sentido, también fue muy importante el trabajo que ya en Manresa realizó con otro viejo conocido de la parroquia taronja, el técnico Ricard Casas.

«Al margen del baloncesto la verdad es que el colegio me ayudó mucho en varios aspectos. Llegué a edades en las que ya disputaba el Campeonato de España, el Campeonato de Cataluña y bueno, dependiendo del colegio, te ponen más trabas o menos. En mi caso todo el colegio me ayudó mucho. Me dieron mucha flexibilidad y si tenía algún examen o algo importante me lo aplazaban. Debo decir que se portaron muy bien y por eso, siempre que les he podido ayudar en algo, lo he hecho encantado», concluyó Rafa Martínez.