El Valencia Basket no pudo arrancar con una victoria su cuarta participación en la Euroliga después de un partido cargado de altibajos en Moscú en el que los taronja acusaron el cansancio por las importantes bajas y también las condiciones de una resbaladiza pista.Un lastre muy pesado pero que no evitó que los de La Fonteta compitieran hasta el final en esta jornada inaugural d ella máxima competición continental.

En la charla inicial en el vestuario antes de arrancar el choque Txus Vidorreta ya advertía a sus jugadores del peligro de Alexey Shved. La estrella rusa fue uno de los grandes quebraderos de cabeza para el Valencia Basket durante el partido, aunque los problema llegaron por otros muchos frentes. El primero en carne propia con la segunda falta personal de Tibor Pleiss a los cuatro minutos de partido (6-6). El pívot alemán estaba haciendo daño desde la pintura pero Vidorreta no tuvo más remedio que reservarle en el banquillo hasta casi la segunda mitad -entró en los últimos sesi segundos del segundo cuarto- con el objetivo de que no cometiese la tercera falta antes del descanso. Dubljevic entraba en escena.

Con todo, el objetivo en este tramo inicial era aguantar el tipo ante las incesantes acometidas del Khimki y mantenerse en partido hasta el final. Erick Green, una vez más, facilitó esta labor con 9 puntos en el primer cuarto. Esto unido a un triple in extremis de Doornekamp permitió a los taronja cerrar el primer acto muy cerca de su rival (18-17; min. 10). Ese triple, por otra parte, estuvo marcado por la polémica pues la mesa se equivocó y paró el crono por error antes de tiempo. Los árbitros, tras revisar la jugada, dieron validez a la canasta del canadiense.

Green visitaba por primera vez el banquillo a los doce minutos de partido (23-21) y el Valencia Basket acusó su ausencia. Entre otras cosas por el ´despertar´ del ex de los Lakers Thomas Robinson, que con tres acciones consecutivas instauró la máxima ventaja para su equipo en el electrónico (31-23; min. 14). Rafa Martínez se reivindicaba y respondía con un triple, pero a los de La Fonteta les costaba mucho anotar. Incluso desde la línea de tiros libres -9/13 (69%) al descanso-.

Fue ahí donde, afortunadamente, el rebote ofensivo permitió abordar segundas opciones para impedir que el Khimki se despegara definitivamente (33-30; min. 16). Pese a ello, cada despiste era castigado por el mayor empuje y acierto del equipo ruso, que logró volver a abrir brecha antes del paso por los vestuarios (43-36; min. 20).

El Valencia Basket estaba obligado a dar un paso adelante si quería ganar este partido, y vaya si lo hizo nada más regresar a la pista. De ello se encargaron Tibor Pleiss, de nuevo en cancha con un rol importante, y el incombustible Erick Green. Su productividad ofensiva unida a una notable mejoría del equipo en defensa catapultó a los taronja en los primeros compases del segundo período. El Khimki, sorprendido por esta puesta en escena, era incapaz de responder a la labor coral del equipo de Vidorreta. El parcial de 4-18 (47-54; min. 26) no dejaba lugar a la duda.

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Khimki - Valencia Basket, en imágenes

A Georgios Bartzokas no le quedó otra que parar el encuentro para buscar soluciones y aprovechar la ´vida´ que todavía le daba el conjunto taronja con sus múltiples errores desde el tiro libre. Ese lastre, aún con un buen rendimiento en el rebote ofensivo, permitió reaccionar a los locales y devolver el parcial en apenas tres minutos, ahora de 12-3, para irse al último cuarto por delante en el luminoso (59-57, min. 30).

Verse de nuevo por delante dio alas al cuadro ruso, que tras una antideportiva a Green se marchó de nuevo en el electrónico (64-57; min. 22). Tocaba seguir remando contracorriente, y cada vez era más difícil. Entre otras cosas porque el Khimki había subido líneas en defensa y la presión era cada vez más importante. La consecuencia fue un colapso total en el ataque taronja, que también empezó a acusar el cansancio acumulado por las bajas. Un triple de Doornekamp, tras cinco minutos de sequía, permitió a los valencianos anotar sus primeros puntos en el cuarto (66-60; min. 35).

Asumiendo las dificultades, el Valencia Basket no estaba dispuesto a darse por vencido y se aferró al partido con uñas y dientes desde la defensa (68-64; min. 38). fue ahí cuando un balón perdido por Dubljevic en ataque desembocó en un triple de Zubkov que, ahora sí, acabó defibnitivamente con la resistencia taronja.

Un problema añadido

Los resbalones se sucedieron durante todo el partido en las filas del Valencia Basket. La culpa fue de la pista de hielo que había debajo del parqué y que generaba una condensación que provocó continuas caídas, aunque sólo en un bando. Y es que en el banquillo del Khimki había una máquina -especie de plancha- para tratar las suelas de las zapatillas de los jugadores locales que impedía que tuvieran estos percances. Máquina que no se proporcionó al Valencia Basket y que desembocó en toda una serie de problemas añadidos.