La adversidad pasa a un segundo plano cuando la base es sólida. Eso le demostró el Valencia Basket este viernes al Unicaja en la cuarta jornada de la Euroliga, en la que por cierto acabó tercero en la clasificación tras vencer por 91-53. Con cuatro bajas importantes y un fichaje que no podía vestirse todavía (Damjan Rudez)Damjan Rudez, el conjunto taronja atropelló literalmente a su rival con un juego excepcional en ambas partes de la pista. Una buena defensa te hace competir, y una excepcional crecer. Y el Valencia Basket crece cada día, y de qué manera. Arrollando a rivales de primer nivel como el Unicaja, con el que por cierto quedó saldada con mayúsculas la particular 'vendetta' de la pasada campaña en la Eurocup.

Lejos de lo que se pudiera prever en un encuentro en la máxima competición continental, apenas tardó un cuarto el Valencia Basket en decantar por completo el partido a su favor. Tras la toma de contacto inicial (10-7; min. 4), cobrada con la inquietante segunda personal de Vives, comenzó la exhibición. Y lo hizo, al igual que hace dos días en Vitoria, desde la defensa.

Con la obligada entrada de Van Rossom en cancha y el rebote totalmente bajo control, los locales le imprimieron una marcha más al encuentro. Una marcha que el Unicaja fue incapaz de contrarrestar. El conjunto malagueño se colapsó y poco a poco fue diluyéndose en el partido al tiempo que los locales se hacían más grandes tras un terrorífico parcial de 18-2 (28-9; min. 9).

Joan Plaza no sabía por donde meterle mano al partido y tiraba de rotaciones a ver si así lograba hacer reaccionar a los suyos. Ni de lejos. En lugar de eso, la diferencia continuó creciendo con el paso de los minutos hasta hacerse prácticamente insalvable poco antes de llegar al descanso (57-21; min. 19). Y es que no sólo la defensa taronja era excepcional, también en ataque el equipo rendía a un nivel muy alto. Buenas circulaciones de balón buscando siempre la mejor opción, corriendo en cuanto había oportunidad y, por encima de todo, una alta efectividad.

Tras el paso por los vestuarios, Joan Plaza decidió poner a su equipo a defender en zona. Desde ahí logró, a duras penas, llevar el partido a un intercambio de golpes siempre controlado por los de La Fonteta. No hacía falta más (70-38; min. 29). La desesperación era cada vez más evidente en el cuadro malagueño, que aunque intentó maquillar el 'repaso' de ahí al final del partido, apenas consiguió rebajar la enorme distancia que le separaba de los valencianos.

Es más, Txus Vidorreta se permitió incluso el 'lujo' de repartir los minutos y dar entrada a jóvenes como Josep Puerto o Tryggvi Hlinason en el ecuador del último cuarto. Y lo hizo, además, jugando durante algún minuto sin bases. Por cierto, muy grata impresión la que dejaron los dos chavales, sumándose al espectáculo ofrecido por todo el equipo.