El Valencia Basket sufrió una dura derrota ante el AX Armani Milan tras dos prórrogas y después de desperdiciar 17 puntos de renta en el ecuador del tercer cuarto. A partir de ahí el encuentro fue complicándose cada vez más y, aunque el equipo siempre dio la cara y mostró carácter, no supo jugar sus bien sus opciones para hacerse con el partido. Mérito también del rival, que ofensivamente mostró un arsenal muy difícil de contrarrestar por cualquier rival. La derrota, por 98-103, es la cuarta en la Euroliga -tercera consecutiva-y la primera en La Fonteta.

El intercambio de golpes fue una constante prácticamente durante toda la primera mitad. En eses escenario, la efectividad de Van Rossom desde el 6,75 compensó en gran medida la ansiedad de Green para evitar que el Milan se distanciara. Tremendo el esfuerzo realizado por el base belga, al que VIves no relevaría hasta que casi no le quedaba oxígeno (15-14; min. 7).

Buen relevo también el de Vives, muy 'tocado' del tobillo derecho, y que supo estar a la altura de un partido muy intenso. Un partido difícil ante un equipo que ofensivamente contaba con muchos recursos. El Valencia Basket sabía que tenía que igualar esa productividad para tener opciones,pero los puntos no llegaron de la manera esperada.

Sería Tibor Pleiss el que asumiría la responsabilidad echándose el equipo a la espalda para anotar 11 que puntos de manera casi consecutiva. Muchos de ellos de gran mérito probando suerte desde el lanzamiento exterior y obligando a abrirse a la defensa italiana. Los locales se pusieron entonces con su máxima renta y la opción de hacer más daño al AX Armani (30-24; min. 16).

No fue así. Gran parte de culpa la tuvo Andrew Goudelock, autor de 10 puntos en el segundo cuarto, y que rápidamente devolvió la igualdad al electrónico (34-34; min. 17). El conjunto taronja decidió entonces subir líneas y aumentar la presión sobre su rival, obligándole a forzar más tiros. Esta medida, junto al 'despertar' de hombres como Green o San Emeterio, permitió al equipo valenciano marcharse con ventaja al descanso (45-41; min. 20).

El Valencia Basket había visto cual era el camino de la victoria, y se tiró de lleno a recorrerlo tras el paso por los vestuarios. El equipo continuó apretando en defensa, forzando a un rival que hacía justamente todo lo contrario. Es decir, defender lo justo. El equipo de Txus Vidorreta lo aprovechó para, con una labor muy coral que Green lideró en ataque, dejar el partido casi finiquitado en apenas cinco minutos. Y es que monólogo taronja, saldado con un parcial de 17-4 (62-45; min. 25), invitaba a un desarrollo plácido de ahí al final.

Pero nada más lejos de la realidad. El equipo de Simone Pianigiani, tras la llamada a filas de su técnico, decidió por fin ponerse a defender. Una medida que, como es lógico, volvió a poner en dificultades al Valencia Basket, incapaz ahora de encontrar el camino al aro rival con un mínimo de asiduidad. La consecuencia directa fue un parcial de 2-16 en los siguientes cinco minutos que devolvió la incertidumbre al choque (64-61; min. 31).

El partido volvía a estar en un puño y, entonces, llegó la lesión de Goudelock (67-64; min. 32). El base, que se fue entre lágrimas al vestuario, fue despedido con una ovación por La Fonteta. El choque, pese a esa baja tan importante para el Milan, continuó en un puño de ahí al final (74-72; min. 38). Decidió entonces Vidorreta dar entrada a pista a Pleiss y San Emeterio por Dubljevic y Green, pero eso no sirvió para anotar en las siguientes jugadas. Tampoco lo hizo el Milan hasta que Theodore empató el partido a falta de 13 segundos (74-74).

Txus Vidorreta pidió tiempo muerto para preparar la última jugada. Todos se abrieron para que Green se jugará el último tiro. Un mal lanzamiento que, sin tiempo para más, llevó el partido directamente a la prórroga. Una auténtica batalla de triples, seis consecutivos con tres para cada equipo, que dejó de nuevo todo abierto con sólo 33 segundos para la conclusión tras la canasta de dos de Tarczewski y los dos tiros libres de San Emeterio (85-85). El marcador, en ese tiempo, no se movió y fue necesario ir a una segunda prórroga.

Un período que cogió ya sin aire a los valencianos pese a que Abalde y Rudez estuvieron inéditos en el partido. Jerrells asumió de nuevo la responsabilidad en el Armani para liderar un parcial de 0-8 que sería ya insalvable (85-93; min. 47). El Valencia Basket se cortocircuitó en ataque, fallando incluso tres tiros libres consecutivos, y se quedó literalmente sin armas para remontar ante un Milan ahora muy efectivo en cada ataque.