Momento complicado para el Valencia Basket, tanto por los resultados como por el juego desplegado por el equipo en las últimas semanas. Cuando a un físico muy limitado se le suma también una dinámica negativa, la consecuencia directa suele ser una perdida de perspectiva cegada por el rabioso presente. Y eso precisamente es lo que está empezando a ocurrir alrededor del conjunto taronja.

Es por ello que, ante los lógicos nervios que comienzan a intuirse en el entorno, la entidad taronja ha cerrado filas. Es evidente que el estado anímico en el interior de La Fonteta no es el mejor, pero eso no es obstáculo para que todos continuen remando en la misma dirección. Y eso pasa por un apoyo incondicional al técnico, Txus Vidorreta. Tanto el club como la plantilla -aspecto este fundamental- creen firmemente en el preparador vasco y están convencidos de que la situación dará un importante giro en cuanto éste empiece a recuperar a parte de los jugadores lesionados.

Y es que aunque tanto las últimas derrotas como el juego irregular exhibido en la pista son datos objetivos, otra cosa bien diferente son las causas que han llevado a un punto todavía con retorno. Con mucho retorno ya que estamos todavía al inicio de un camino que va a ser muy largo

En este sentido, las muchas e importantes bajas del equipo juegan un papel clave. Y no sólo por sus ausencias puntuales en cada partido, sino por el sobreesfuerzo al que llevan a otros jugadores y lo que implican en el día a día del equipo. Algo que se traduce en entrenamientos que, a día de hoy, están muy alejados de lo que necesita un equipo del nivel del Valencia Basket. Hay sesiones en las que hay que pararse antes para ver cuantos jugadores están en disposición de poder entrenar. Dato demoledor.

Es por ello que más allá de aspectos tácticos, dónde el cuerpo técnico tiene muy claras las cosas y hace tiempo que anda buscando soluciones, el problema de fondo para el club proviene de la enfermería. O más bien de la falta de fortuna que se ha cebado en el área de salud desde la pretemporada. De hecho, hay jugadores que están disputando veinte o más minutos por encuentro y que, en unas circunstancias normales, no estarían para jugar. Es el caso, por ejemplo, del tobillo de Guillem Vives.

El regreso esta misma semana de hombres como Bojan Dubljevic o Alberto Abalde, aunque problemático en un primer momento, debería servir para empezar a ver la luz al final del túnel. Una luz que pasa por ganar en solidez defensiva. Ese es el punto de partida.Un desgaste común

El problema del Valencia Basket no es un caso aislado. La última jornada de la ACB, con la derrota del FC Barcelona o el triunfo in extremis del Real Madrid, son un ejemplo de la dificultad que entraña combinar la Euroliga. Eso por no hablar de las derrotas en sus ligas de Olympiacos, Zalgiris, Milan o Maccabi.