Corría el año 1993. Mientras que viajaban en coche, Manel pedía a su hijo Bruno que hiciera caso en todo a su madre, Roser. Pocos días después el traumatólogo se marchó a Mozambique para formar parte de un proyecto de cooperación internacional. A los 13 años, la respuesta del hoy jugador del Valencia fue: «Papá, no te preocupes. Estoy muy orgulloso de ti y de lo que haces». El progenitor, emocionado, recuerda que desde muy pequeños Bruno y su hermano Albert «han sido educados con valores solidarios». «Sin embargo, los niños se fijan y copian más los actos que ven que las palabras que escuchan», añade.

Bruno, socio activo

de la ONG CIC

La organización no gubernamental de la que forma parte el padre de Bruno, Manel Saltor, es el Consell Interhospitalari de Cooperació (ONG CIC). Esta asociación, que desde el ámbito de la salud colabora para el desarrollo en los países más necesitados de África y Sudamérica, nació hace 26 años y tiene su sede en Barcelona. El nuevo lateral derecho valencianista también es socio de la organización y, amén de ayudar económicamente, lo hace con hechos y captando nuevos adeptos como son los casos de algunos de sus amigos del mundo del balón, por ejemplo Corona (Almería), David Català (Celta) o Arnal (Girona).

10.000 euros para una máquina de coser

La dedicación de la familia Saltor consiguió que el 28 de junio de 2008 se jugase un partido benéfico en Móra d´Ebre, de donde es natural el futbolista. Bruno fue el encargado de reunir a varios jugadores de Primera, Segunda A y Segunda B como gran reclamo para enfrentarse a una selección de jugadores ebrenses. El objetivo era recaudar, con el dinero de las entradas y con un concierto del músico Pep Sala, 10.000 euros para maquinaria de coser destinada al Centro de Capacitación Artesanal de la Mujer en la población ecuatoriana de Esmeraldas. Allí el CIC actúa de la mano de ´Fundació Amiga´. El dinero llegó y para estas mujeres «ahora es más fácil ganarse la vida», cuenta Manel Saltor.

Fútbol para alejar a

los niños de la droga

Esmeraldas es una ciudad y una provincia del mismo nombre situada al norte de Ecuador, muy cerca de Colombia. Manel ha estado en la región y es consciente de todas las necesidades de sus gentes. Este año, con el revuelo del cambio de equipo, ha sido imposible para Bruno organizar un duelo como el de hace un año. Pero ya le ha dicho a su padre que al año que viene «sin falta hay que hacerlo». En principio, salvo cambio de «urgencias», los ingresos irán a parar a una escuela de Esmeraldas con 1.500 jóvenes. El «gancho» para sacarlos de la calle y del mundo de las drogas, aparte de la educación, «será el fútbol» y la organización de colonias.

Envío de botas, ropa deportiva, libros…

Bruno y su hermano Albert, que juega en el Móra d´Ebre, estarían encantados de estar el próximo verano sobre el terreno y compartir enseñanzas con los niños. Eso sí, en el caso del valencianista se lo deberá permitir el calendario. Lo que es más que seguro es que ayudará con todo lo que esté en su mano para que no falte material deportivo. El CIC ya ha enviado recientemente 36 cajas de libros de texto. Por último, antes de regresar a Ecuador, el papá de Bruno viajará a Angola, donde colabora en la formación de especialistas y la consolidación de un hospital pediátrico (320 camas para niños de hasta 12 años) que frenen la alta tasa de mortandad infantil en este país africano.