El partido se rompió. O mejor dicho, dos desajustes defensivos de Carleto y Alexis en el primer gol y la posterior lesión del brasileño, que obligó al debut de Moyà como jugador de campo, lo rompieron. El Valencia había perdido su primer partido de la pretemporada en la segunda parte. Sin embargo, antes había dejado motivos para la esperanza. César garantiza la competitividad de la portería, Bruno y Mathieu dan la talla, Albelda y Baraja todavía son capaces de ser los dueños del centro del campo ante todo un Manchester y en Old Traffor, Joaquín vuelve a ser el de antes y Míchel se consolida a pasos agigantados como si de un veterano se tratase. Eso y el regreso de los internacionales, todavía sin ritmo, fue la lectura positiva de la noche. La negativa es que hay más que trabajar en una defensa por pulir. Ahora sólo no hay que mantener esa regularidad contra el Arsenal. Si es así, el examen estará aprobado y con nota. ¡Pero no cambies!

Ni es fácil salir bien plantado en un escenario tan histórico como intimidador como Old Trafford ni mucho menos aguntar el chaparrón inicial del Manchester con remates de Rooney y Owen, pero el Valencia hizo las dos cosas. No esperó agazapado a los ingleses y se atrevió a buscar los desdoblamientos de los laterales, primero de Mathieu y luego de Bruno, con buena circulación de Baraja y Míchel y con los primeros destellos sin ritmo de Mata y un Villa que al cuarto de hora ya había rematado a puerta en dos ocasiones. Si alguien daba al Valencia por muerto, estaba muy equivocado. Había partido. Y si no que se le pregunten a Ben Foster cuando vio cómo un zurdazo de Míchel se estrellaba en su larguero tras una jugada de tiralíneas entre Pipo y el Pisha o cuando David Navarro remataba de cabeza rozando el palo, de nuevo a pase de Joaquín. Por cumplir, cumplía como siempre César con otras dos manos, y van unas cuentas esta pretemporada, milagrosas. Los de Emery habían aprobado con nota los primeros 45 minutos.

Había que ver si el Valencia era capaz de mantener el nivel durante la segunda mitad del partido con un once totalmente diferente. La primera impresión fue que sí.Vicente recordó al de 2001 con una incursión por su banda izquierda y un remate a bocajarro de Miku que no acabó en gol gracias a Kuszczak. Sin embargo, dos errores en el marcaje. Primero de Carleto por su carril y posteriormente de Alexis en el salto con Rooney acabaron por desnivelar el partido. Y a punto estuvo de costarle otro gol un despiste de Carleto que no supo suplir con velocidad y que acabó en lesión.

Los pequeños desasjustes en la línea de defensa le habían cambiado la cara al encuentro para desgracia del valencianismo. Para colmo, el cuerpo técnico prefería no arriesgar con uno de los jugadores que habían jugado la primera mitad y daba entrada a Miguel Ángel Moyà, sí a Moyà, ése que habitualmente juega de portero, en el centro de campo como recuperador. El partido cada vez tenía menos de partido. Las pruebas cada vez se hacían más complicadas y el resultado se ponía cuesta arriba con el segundo del United, esta vez de Cleverly. Sólo quedaba acabar con diginidad el amistoso y pensar en ser el Valencia de la primera parte ante el Arsenal. No hay otra.