El caso Ever Banega ha abierto una grieta entre Unai Emery y Fernando Gómez Colomer, una relación que todo sea dicho vivía en el filo de la navaja desde hace meses. Los puntos de vista de uno y otro, en cuanto a la decisión de traspasar al argentino al Stuttgart alemán, distaban en prácticamente todo y en la reunión que mantuvieron el martes por la mañana (continuación de la del lunes por la tarde) hubo subidas de tono y algún que otro reproche. Al final, prevalece la decisión de Banega, afín a la de Emery y aunque en una pequeña parte incitada por el entrenador. El jugador permanecerá en el Valencia y el club apostará por el presente y no por hacer caja e incorporar a De Guzman.

La película de los hechos viene a ser la siguiente. El Valencia, sin esperarlo, y tras rechazar la petición de cesión de Banega por parte del Everton, recibió una propuesta del Stuttgart para el traspaso del centrocampista. La oferta era de 7,5 millones fijos más 1,5 millones por objetivos. La postura de Fernando era la de hacer caja, tal como Manuel Llorente le ha pedido durante los últimos dos meses (aunque la petición también era aligerar nómina con Angulo y Nacho González). Con la llamada del club alemán, se ponía sobre la mesa una posibilidad que desde el club se veía que podía llegar. ¿Y si llega una oferta por Banega antes que por Nacho González? La respuesta, al menos por la postura adoptada en los últimos días por Fernando, está clara: primero a estudio y luego a ejecución.

Emery, por su parte, antes de dar el ok a la salida de Banega (un futbolista que con el paso de las semanas había ganado peso en los planes del técnico) quiso saber que alternativas manejaba la secretaría técnica, dado que la condición sine qua non para la salida del argentino era que hubiera una entrada para reforzar la línea medular. Entre otros motivos, porque Banega es hoy en día el único organizador listo para entrar en escena, dado que Baraja, Fernandes y Nacho González van a estar de baja entre dos y cuatro semanas más. Y el nombre que se pone sobre la mesa es el del hermano del deportivista De Guzman, Jonathan, futbolista del Feyernoord holandés.

La secretaría técnica del Valencia tenía varios informes de futbolistas para tal demarcación, si bien, el mercado invitaba únicamente a mirar hacia De Guzman. El Feyenoord aceptaba la cesión por una temporada del jugador de 20 años, incluyendo en la misma una opción de compra entorno a los tres millones de euros. Fernando lo tenía claro. Banega, al Stuttgart; De Guzman, al Valencia.

Emery se pasó la tarde del lunes viendo vídeos de De Guzman, además de recabar información al respecto del centrocampista. Una de las conclusiones que sacó el entrenador es que el futbolista del Feyenoord es más un media punta que un organizador. Dicho de otra manera, más un Silva que un Baraja, posición la del canario que está más que cubierta en la plantilla (Mata, Míchel, incluso Jordi Alba). Además, y con la experiencia reciente de Mathieu, y a cinco días del primer duelo oficial de Liga contra el Sevilla, Emery tenía dudas razonables hacia la operación por los problemas de adaptación que podría tener De Guzman.

Con tales datos en su haber, Emery se pone en contacto con Fernando y le sugiere un alternativa a la que le está dando vueltas durante todo el verano: Emaná. El consejero encargado del área deportiva descarta tal posibilidad por, entre otras motivos, una cuestión económica. La operación Banega/Emaná saldría prácticamente cuenta con paga. Emery, todo sea dicho, insiste mucho en Emaná durante la reunión. Es en ese instante cuando el tono de la conversación más sube. Por un lado, Fernando le recuerda a Emery que si hubiera apostado por reforzar la media a principio de verano tendría en la plantilla a Granero; mientras que Emery le matizó que si hubiera cedido a Banega como tenía previsto ahora no se habría revalorizado el futbolista como demuestra la oferta del Stuttgart.

Llegados a este punto, Emery aboga por quedarse con Banega, aunque la última palabra la tendría el jugador. El técnico, eso sí, se puso en contacto con el argentino para dejarle claro que con su buen rendimiento durante la pretemporada se había ganado su confianza. Banega, que ya tenía claro de por sí que quiere quedarse para tratar de triunfar en el Valencia porque para probar fortuna en otro club ya tendrá tiempo, no dudó ni un instante en negarse a fichar por el Stuttgart a sabiendas de que está en los pensamientos de Emery. Ante tal coyuntura, Fernando descartó cualquier operación de traspaso y más aún de llegada.

La coyuntura en el caso Banega deja a las claras que entre Emery y Fernando llueve sobre mojado.