Una buena nueva llegó ayer procedente de la enfermería. Porque, por mucho que Éver Banega esté supliendo con éxito su ausencia, siempre es positivo comprobar que Rubén Baraja ha dejado casi completamente atrás la microrrotura fibrilar en el recto anterior de la pierna derecha que sufrió en Cádiz y ya es capaz de tocar balón sin problemas. El vallisolerano dio ayer por la mañana un paso más en su recuperación, golpeó por primera vez el esférico y se mostró tan ambicioso que incluso tuvo que ser frenado por Pako Ayestarán durante el trabajo de carrera que realizaba en la sesión vespertina.

La idea de cuerpo técnico y médico es que el ´Pipo´ vuelva al equipo dentro de tres semanas ante el Atlético de Madrid. Aunque el periodo inicial de convalecencia era de cuatro o cinco semanas —ahora se llevan tres de baja—, tanto Unai Emery como Jordi Candel prefieren alargar unos días la inactividad del vallisoletano para evitar riesgos innecesarios. El mediocentro, no hay que olvidarlo, es propenso a sufrir percances musculares y podría sufrir una recaida.

Mientras Baraja entrenaba con balón bajo la supervisión de Jordi Sorlí, recuperador de la plantilla, el otro mediocentro valencianista que se halla en el dique seco se sometía a una radiografía. El resultado de las pruebas indica que Manuel Fernandes, tal y como estaba previsto, tendrá que limitarse a tratarse y trabajar otros quince días en el gimnasio antes de que remita el dolor y pueda saltar al campo. El luso lleva ahora dos semanas parado tras comprobar que todavía no tiene consolidado el peroné izquierdo, fracturado a finales de la pasada campaña.

Vicente, a pleno rendimiento

Quien ya se encuentra plenamente reestablecido de sus molestías físicas de semanas anteriores es el interior de Benicalap. Ayer fue uno más del grupo por segunda jornada seguida y estará disponible para Valladolid. Del Horno y Nacho González se retiraron antes de tiempo en la sesión de la tarde.