Invierno de 2006. El Real Madrid no ha «hecho los deberes» e intenta llegar a un acuerdo con Mata para cerrar su continuidad cuando comienza a darse cuenta que lo está perdiendo. El asturiano queda libre a final de temporada, acaba de convertirse en el mejor jugador del Europeo sub´19 con la selección española, tiene ofertas sobre la mesa como la del Valencia y hasta entonces se había convertido en un indiscutible del por aquel entonces entrenador del Real Madrid Castilla, Míchel, en Segunda División. Sin embargo, las cosas iban a cambiar. Las negociaciones no prosperaron y el ahora entrenador del Getafe fue dando protagonismo a otros jugadores antes que a ´Juanín´. Entre ellos, Adrián. Sí, su hijo. ¿Castigado por no aceptar las condiciones económicas del club? Parecía evidente...

Mata comenzaba a sufrir en silencio en la casa blanca. En enero de 2007 era vetado por el canal de televisión del Real Madrid. Ya nunca más daría entrevistas hasta el 30 de junio. Sólo un mes más tarde, también fue vetado en el campo. Míchel lo quiso apartar, le convirtió en el jugador más cambiado del equipo y le envió al banquillo en varios encuentros de la categoría de plata del fútbol español. Sólo una sublevación de sus propios compañeros dentro del vestuario le devolvió a la titularidad. Quizás entonces ya era tarde... La guinda de la desesperación había llegado en el último partido de la fase de grupos de la Champions League. El Madrid de Capello no se jugaba nada. Mata, Adán, Torres, Sergio Sánchez, Javi García, De la Red iban a entrar en una lista de 18 que acabó convirtiéndose a última en 19. Adrián, el hijo de Míchel era el 19 y... ¿saben quien fue al final el descartado? Pues, Mata.

De nada había servido ser el segundo máximo goleador con once tantos de aquel Castilla sólo por detrás de Negredo. De nada sirvió ser el máximo asistente de aquella plantilla de talentos. Los Mata se sentían ninguneados, dolidos por el hecho de que no se apostará realmente por él después de su progresión y con la necesidad de encontrar en otra casa la confianza y el cariño que se les había negado. Ese hogar iba a ser Mestalla. Mata empezaba a escribir su historia vestido de blanquinegro, a demostrar que se habían equivocado en él y a obligar a muchos a tragarse sus palabras y decisiones. Ahora, casi tres años más tarde, Míchel se reencontrará dentro de un terreno de juego con un Mata convertido en internacional absoluto y en ídolo del valencianismo. Atrás quedó el rencor. Míchel respeta y teme a Juan y Juan se queda con lo bueno de Míchel como ayer confesaba a SUPER a su llegada a la capital.

«Es un técnico dialogante, que conoce perfectamente la forma de pensar de los futbolistas, ya que él también lo fue, y que apuesta por un fútbol muy ofensivo. Busca siempre la portería contraria con tres medios y tres puntas. A todos nos impactó mucho tenerlo como entrenador. Fue una experiencia única: eramos una plantilla muy joven que tuvo la oportunidad de aprender de uno de los mejores jugadores españoles de las últimas décadas». Juan cree que aquel descenso del Castilla suyo y de Míchel curtió a los dos. «Al final de aquella experiencia, todos hicimos autocrítica y nos dimos cuenta que bajamos a Segunda B porque nos faltaba. Teníamos una plantilla con gente de mucho nivel, pero dejábamos escapar muchos partidos; creo que aquel golpe también curtió a Míchel como técnico».

Mata también se queda con el Míchel jugador aunque no llegó a verlo mucho por su juventud. «Yo no llegué a verlo demasiado como jugador, pero dicen que pocos han tenido tanta precisión en los centros como él y que Hugo Sánchez se hinchaba a meter goles gracias a él». Quien sí ha visto y mucho a Mata es Míchel. Lo vio en el Castilla y lo ha visto crecer...en el Valencia. Quizás por eso, ahora le respete y le tema. Para el entrenador del Getafe el peligro no sólo es Villa. También Mata... «Villa es un jugador que aunque estés pendiente de él tiene una capacidad de resolución tan grande que a veces no se puede planificar. El gol que metió al Sporting el otro día es una maravilla. Los movimientos que tiene, la audacia que tiene para moverse y como está pendiente cuando su equipo no tiene el balón. Claro que estaremos pendientes de él. Y de Mata, que le conozco bastante bien». Quizás hoy le siga conociendo un poco más...