Ni los truenos, ni los relámpagos ni los cientos de litros de agua que ayer dejó la gota fría que azota a la Comunitat Valencia hicieron cambiar a Emery de opinión. Aunque llueva a cántaros se entrena. El técnico del Valencia sabe que ahora el equipo no puede permitirse el lujo de perder horas de entrenamiento después de las malas sensaciones que ha ofrecido en los últimos partidos. Es por ese motivo por el que el de Hondarribia descartó la posibilidad de entrenar en el gimnasio —como así hizo la pasada temporada con la misma gota fría allá por el mes de octubre cuando el equipo iba líder— y desafió a la lluvia para machacar la defensa y el ataque de cara al partido de Euroliga de mañana contra el Génova. Gritando, corrigiendo posiciones, gesticulando, con más expresividad e intensidad que nunca... Todo un mensaje para sus jugadores. El diluvio ayer en Paterna no iba a ser de agua. Iba a ser de conceptos.

Ni siquiera que el balón tuviera muchas dificultades para deslizarse sobre el césped era un impedimento. El cuerpo técnico estaba más pendiente de las posiciones, la coordinación de líneas y los movimientos de todos sus jugadores que de el balón en si. Tras media hora en el gimnasio, el equipo saltó al césped de la Ciudad Deportiva para, primero, completar una serie de movimientos de banda con apoyos en corto y remates incluido y, posteriormente, un ejercicio de transición de balón en el que invirtió las bandas. Pero, lo verdaderamente interesante llegó en el partido modificado. Emery paró el ejercicio una y otra vez para posicionar a sus jugadores a la hora de atacar y defender. En definitiva, para encontrar el equilibrio que al equipo le ha faltado en los últimos compromisos ante el Lille, el Sporting de Gijón, e Getafe y el Atlético de Madrid recientemente.

El técnico vasco dejará las últimas pruebas de cara al encuentro para hoy. El último ensayo será esta mañana en el Mini Estadi a puerta cerrada. Sin embargo, ayer ya hizo alguna probatura. Emery juntó a Albelda y Banega en el mediocentro de uno de los conjuntos y apostó por Míchel como enganche en el otro y no como ´8´ como fue su posición en la primera jornada de la Euroliga contra el Lille. En ataque, a diferencia del último partido europeo, no ensayó con Zigic y Miku juntos en el mismo equipo, por lo que se abre la puerta de que Villa no tenga descanso esta vez como hace dos semanas. Tampoco podría hacerlo Mata. El técnico vasco alineó ayer en la izquierda a Nacho González. Una posibilidad muy remota después de ver el resultado que dieron las rotaciones múltiples en Francia. El de Hondarribia tampoco dio pistas en línea defensiva. Formó una defensa con Bruno, Alexis, Maduro y Del Horno y otra compuesta por Miguel, Dealbert, David Navarro y Mathieu. La única posición segura es la de César. El cacereño, hipermotivado en la mañana de ayer, será el encargado de defender la portería del Valencia. Pero, el de Coria no fue sólo protagonista en lo deportivo. También se convirtió en protagonista con la lluvia. Y es que, entre indicación e indicación de Emery, había tiempo para jugar y entretenerse con la lluvia.

El primero en abrir fuego fue precisamente César, lanzándose por el barro del área pequeña de su portería y deslizándose por el agua que el césped ya había acumulado. No fue el único. Bruno y Banega se enzarzaron en una particular guerra con uno de los trozos del césped que con el paso de los minutos se iba levantando. Sólo hay que ver la fotografía para ver cómo acabó el campo de entrenamiento tras la sesión. Con truenos y relámpagos, era imposible no mirar de reojo al cielo para ver, como decían los jugadores, «¡la que está cayendo!». Le pasó a Marchena y a muchos más. Incluyendo a los periodistas que seguían la sesión bajo un paraguas. Y es que, tal y como está el equipo, con gota fría se entrena.