«Sí, yo tuve fichado a Cristiano Ronaldo para Cor i Força en el año 2003». No es sólo palabra de Paco Roig, la afirmación responde al acuerdo que en el año 2003, entre los meses de enero y febrero, alcanzó en Madrid con el representante Jorge Mendes para que Cristiano Ronaldo y Ricardo Quaresma ficharan por el Valencia si él obtenía el respaldo suficiente para regresar a la presidencia en aquel verano de 2003. Fue el comienzo de una historia que a punto estuvo de terminar con el crack portugués en las filas del Valencia hasta que meses después, en agosto de ese mismo año, se interpuso el Manchester United.

Todo comenzó cuando Javier Subirats, al que había fichado Paco Roig para dirigir su proyecto deportivo, le habló de las condiciones de este joven talento nacido en la isla de Madeira. Tenía sólo 17 años, apenas había jugado 25 partidos en primera división y marcado tres goles con el Sporting, pero ya dejaba entrever unas condiciones fabulosas. La magnífica relación del expresidente del Valencia con el representante portugués Jorge Mendes facilitó los contactos y el acuerdo, establecido finalmente por los dos futbolistas, por una cantidad que rondaba los nueve millones de euros y con fecha de caducidad: 30 de mayo de 2003. Para entonces, Roig pretendía tener despejado el camino hacia la presidencia del Valencia que se decidía en la Junta General del 14 de junio, pero las cosas no marcharon como tenía previsto. La irrupción de Bautista Soler, que igualó su oferta de compra de acciones para delegarlas después a la candidatura de Jaime Ortí, acabó con el proyecto Cor i Força, pero no con las opciones de que Cristiano fichara por el Valencia.

En el mes de mayo de 2003, dos técnicos del Valencia viajan a la ciudad francesa de Toulon, donde se disputa uno de los grandes torneos de jóvenes talentos del mundo. Ese año, Portugal y Cristiano Ronaldo deslumbran y en el palco de uno de los estadios Eduardo Macià y Pep Claramunt coinciden con el hermano de Jorge Mendes, que acompañaba a Cristiano. «Me encantaba —recuerda Claramunt—, dije en su día que podía ser el mejor jugador del mundo». La sorpresa de ambos fue que el propio agente portugués les advirtió de que el Valencia CF tenía una opción preferencial hasta el 30 de mayo para ficharlo incluso si Paco Roig no salía presidente. Eran unos 5 millones de euros, mucho dinero para un chico de 17 años, pero nada si lo comparamos con el valor que alcanzaría sólo dos años después, por no hablar de lo que ha terminado pagando el Real Madrid. Macià y Claramunt hablaron con el entonces director deportivo del Valencia, Suso García Pitarch. Quedaban muy pocos días y había que actuar muy rápido.

«Hay que ir a Lisboa»

Aquel compromiso entre Mendes y Roig expiró, pero el Valencia lo intentó hasta última hora. Entonces el Valencia, como ahora, no estaba para fichajes millonarios. De hecho, ese verano de lámparas y sofás se saldó con las incorporaciones de Sissoko, Oliveira y Canobbio. «Hay que ir a Lisboa y ficharlo, hay que ir a Lisboa», repetía una y otra vez Claramunt, que llegó a ir a una reunión del consejo de administración con un vídeo para intentar convencer a los consejeros de que hicieran el esfuerzo «incluso poniendo el dinero de su bolsillo». No es broma, lo confirma el entonces consejero José López Lluch: «Un día me reuní con Bautista Soler en su despacho, yo ya no estaba en el consejo pero tenía una gran relación con el abuelo. Hablamos de Cristiano y estábamos de acuerdo en que, si el club no podía, lo comprábamos nosotros y se lo cedíamos al Valencia. Pero todo quedó en nada, llegó el Manchester, pagó el triple y se lo llevó sin siquiera negociar». ¿Culpables? «Fue culpa de todos y de nadie —explica López Lluch—, era un momento difícil en el Valencia, las elecciones, la economía, Suso estaba ya más fuera que dentro y Manuel Llorente actuó como debía, defendiendo los intereses del club. Pero es un tema que lo llevo clavado en el hígado desde entonces porque ahora todo el mundo sabe de qué clase de jugador estábamos hablando». Cristiano no vino, pero esa misma temporada el Valencia ganó el doblete.

A todo esto, el futbolista estaba loquito por salir de Portugal y fichar por el Valencia. Aseguran que le llamaba contínuamente a Suso García Pitarch y el joven Cristiano llegó a hablar por teléfono con Jaime Ortí. Un día, Rafa Benítez llamó a Claramunt para preguntarle por otro joven talento que fue nombrado mejor jugador de aquel torneo de Toulon, el argentino Javier Mascherano. Claramunt le dijo que hiciera fuerza para fichar a Cristiano. «Hasta mi mujer se hartó de Cristiano, llegaba a casa y sólo hablaba de él. ´O te callas o te vas de casa, parece que sea tu hijo´, me decía ella», recuerda Pep.

Llorente y Suso negocian

El verano fue largo y el Valencia jugó sus bazas. Hubo varias reuniones en Madrid y, finalmente, se produjo el tan esperado viaje a Lisboa. La explosión del futbolista era ya un hecho y empezaba a haber grandes clubes al acecho de la perla del fútbol portugués. Manuel Llorente y Suso García Pitarch se reunieron en la capital portuguesa con Jorge Mendes y José Eduardo Bettencourt, actual presidente del Sporting. El precio había subido, el Valencia apretó mucho en la negociación y llegó a ofrecer por el jugador seis millones de euros y el pase del delantero uruguayo Diego Alonso al Sporting de Lisboa. Había mucha confianza en que finalmente aceptaran, pero en esos días se produjo un hecho inesperado. El Manchester United, que seguía también al futbolista desde el verano anterior, visita Lisboa y se enfrenta a Sporting en el partido de inauguración del nuevo estadio José Alvalade para la Eurocopa 2004. Aquel día Cristiano dio un auténtico recital, tanto que en el propio vestuario del United fueron varios los futbolistas que le dijeron a Alex Ferguson que lo fichara. Ganó 3-1 el Sporting, fue un miércoles y el lunes siguiente, sólo cinco días después, Cristiano Ronaldo ya vestía la camiseta del Manchester. Ahí terminó la historia, porque el Valencia nunca pudo llegar a los más de 14 millones que los ingleses pagaron por un jugador que acababa de cumplir la mayoría de edad. Días después, en su debut, se llevó una de las mayores ovaciones que se recuerdan en Old Trafford.