Chori Domínguez y tres fichajes más a coste cero. Un defensa central, un medio centro y un lateral derecho —posición que después de la última trastada del portugués Miguel Brito, pasa de ´reforzable´ a ´posición a reforzar urgentemente´—. Y todo ello antes del 30 de junio. Dicho esto, la pregunta es clara; ¿es esto planificación deportiva? Sí. Siendo así, la pregunta debe ser otra; ¿es esto el Valencia? La respuesta también es un SÍ rotundo. Algo ha cambiado aquí. Verano de 2007, 25 de junio, el Valencia CF hace oficial la contratación de Miguel Ángel Ruiz como director deportivo. Otra pregunta; ¿cabe disparate mayor si hablamos en términos de planificación deportiva? Definitivamente, algo ha cambiado en este club. Quizás en esta ocasión y más que nunca, valga aquello de que el hambre agudiza el ingenio y quizás por ello la renovación del propio entrenador se abordará en los tiempos justos y después de saber dónde estará el equipo allá por el mes de febrero. No hay prisa ni fecha. Ni demasiadas alternativas.

El Valencia no tiene un duro, pero sí tiene un plan para salir de la desaforada crisis económica que vive. Y ese plan no pasa, ni mucho menos, por descapitalizarse en lo deportivo—la experiencia reciente le ha hecho saber a Llorente que lo más importante en un equipo de fútbol es precisamente eso, que el equipo funcione; a partir de ahí todo es más sencillo—. El plan del Valencia pasa por hacerse fuerte deportiva, económica y socialmente y así poder elegir qué —jugadores o bienes inmuebles— vende y a qué precio. Nada que ver con el plan de viabilidad que ideó el ahora vicepresidente Javier Gómez y que pasaba, entre otras cosas, por la venta de futbolistas, de ahí el principio de acuerdo al que llegó con el Madrid para la venta de Villa. Principio de acuerdo que dinamitó el actual presidente blanquinegro.

Lo primero que ha hecho Llorente es dar estabilidad a la entidad. Para ello tuvo que borrar del mapa los últimos intentos napoleónicos e irreales de Vicente Soriano para seguir en la poltrona y quitarse de encima a la ya tristemente famosa Dalport. Potenció una ampliación de capital que el propio Soriano había propuesto y aprobado con sus acciones. Ampliación de capital que se completó con el dinero de los aficionados de a pie, —cubrieron 20 de los 90 millones de euros— y con la genial jugada de un crédito de Bancaja a la Fundacio del Valencia para que sea la propia fundación quien compre el resto de acciones. Con este crédito se lograba la paz institucional y sobre todo, la viabilidad económica momentánea, porque de un plumazo el club ingresó los 90 millones de la ampliación.

Pero ojo, el Valencia no dejó de ser un club en quiebra técnica y que no podía pagar a sus empleados para pasar a ser un equipo rico. Con esos 90 millones el Valencia de Llorente fijó las bases sobre las que comenzar a navegar lento pero seguro. Consciente de que no puede vivir de la mentira, Llorente da pocos pasos, pero firmes. No dice que ha vendido el solar de Mestalla y que con ese dinero salvará al Valencia, pero sí ha logrado el dinero para comprar la torre a Juan B. Soler y avanzar con ello hacia la venta del dichoso sola, venta que de realizarse supondrá un alivio tremendo para las vacías arcas del club. El verano y los últimos meses de este año 2009 han servido para anclar al club en lo económico y en lo institucional; ya no hay falsas promesas ni son posibles extrañas combinaciones accionariales que den un vuelco al gobierno del club. Manda Llorente.

Ahora toca acertar en lo deportivo, de momento de la mano de Fernando y de momento de la mano de Emery. La premisa es clara, fichar barato y bien para manejar los tiempos y las cantidades en el momento de vender. Y para poder elegir qué vender. El presidente del Valencia ya lo hizo hace años; le encargó a Subirats la búsqueda de un recambio para el Piojo, y no vendió al argentino a la Lazio italiana hasta que tuvo atado al noruego Carew; el rendimiento de uno y otro es harina de otro costal.

Pero esta vez los planes son otros. Ya lo dijo Fernando Gómez a este diario el pasado sábado: «Si Villa no se quiere ir no se irá». Y no miente. Tanto uno, Llorente, como otro, Fernando, saben que es prácticamente imposible encontrar un recambio en el mercado a Villa. Y más con la disponibilidad económica del club en estos momentos. Las cosas han cambiado del verano pasado a ahora. Entonces se podía fichar a Negredo, de hecho fue la única premisa bajo la que el club se planteó seriamente la posibilidad de vender al Guaje. Negredo ya no está en el mercado. No hay recambio en lo deportivo ni el económico. Y Villa quiere quedarse, pero para ello han de pasar algunas cosas, entre ellas y de manera obligada, que el equipo esté la temporada que viene en la Liga de Campeones. Si no es así, no habrá posibilidad alguna de que Villa siga vistiendo de blanquinegro.

Las fichas que menos rinden

La intención actual es desprenderse de otros futbolistas cuya elevada ficha y poca productividad deportiva provocan auténticas sangrías en la caja. Los nombres son claros, Zigic, Vicente, Del Horno o Manuel Fernandes. El Valencia ya ha fichado al recambio de Zigic —o al de Silva— para la temporada que viene; el Chori Domínguez. Sólo así se explica que un club que no tiene un duro fiche en el mercado invernal un jugador que aparentemente no le hace falta; «fichar al Chori Domínguez ahora es ahorro», dicen en el Valencia. Y así se planteó en una reunión del Consejo del club y así se lo explicó Llorente a Bancaja, única entidad a quien el presidente del Valencia debe rendir cuentas. En otra palabras, cuando lleguen ofertas por Silva, el Valencia no tendrá prisa por vender porque ya tiene su recambio y porque la intención es recaudar y reducir gastos.

Por lo tanto, si fichar ahora al Chori es ahorrar, también lo es fichar al portugués Ricardo Costa, jugador que no está contratado, pero que en cualquier caso sirve como ejemplo de las premisas bajo las que trabaja Fernando, dado que vendrá un central libre pero con experiencia. Ricardo Costa es el favorito. La llegada de un refuerzo para el centro de la zaga tiene varias explicaciones. La primera es la intención de sacar dinero por Marchena este verano puesto que al sevillano le queda una temporada más de contrato y no se le quiere renovar. La segunda concierne a Alexis. No es que el malagueño esté en el mercado, es que cualquier oferta por él se escuchará. Con Maduro no se cuenta ni para la defensa ni para el centro del campo y por ello Fernando ya ha encargado que se le busque equipo. La conclusión es que a día de hoy el Valencia confía plenamente en Dealbert y David Navarro, porque convencen en lo deportivo y porque se sabe que difícilmente lleguen ofertas por ellos.

El otro puesto a reforzar es el lateral derecho, y más tras el último problema de Miguel. Bruno convence por su actitud y profesionalidad, pero se va a buscar un jugador que lo mejore.

Se busca músculo

Finalmente, para el medio centro Fernando rastrea el mercado en busca de un jugador de músculo, más si se tiene en cuenta la posible salida de Marchena y Maduro que dejaría a Albelda como único centrocampista defensivo. En lo que al medio centro creativo se refiere, ya está decidido que Rubén Baraja no renovará —el club le dará una salida acorde a la importancia que este futbolista ha tenido en el Valencia reciente— y Banega ha pasado de estar traspasado a final del verano al Stuttgart —Llorente y Fernando dieron el OK a la operación y solo la cabezonería del jugador y los recelos de Emery ante el recambio provocaron que se quedara— a que el club sopese seriamente que siga salvo oferta mareante. Situación que no es nada descartable.