David Villa es un toro muy difícil de lidiar y más para un defensa joven e inexperto en la categoría como Kiko. El central amarillo tiene una larga y prometedora carrera deportiva por delante, pero ayer se vio desbordado con velocidad y picardía por un Guaje que no tuvo piedad de él. Le rompió en el primer gol con un regate y un cambio de ritmo que le dejó en evidencia y le ganó la partida en el segundo tanto robándole un balón y obligándole a derribarle con una pena máxima que le costó la expulsión y que dejaba al Villarreal en inferioridad numérica. El partido se había roto en tan sólo 27 minutos. El tiempo que había tardado el asturiano en sacarle los colores al joven groguet. Y todo por el capricho de un futbolista, Eguren. Alguien tendrá que preguntarse hoy en tierras castellonenses si la culpa de los dos primeros goles del encuentro es de Kiko o es de Eguren.

El defensa uruguayo no se veía retrasando su posición y jugando de central. Lo dijo en público en rueda de prensa el pasado viernes. Un gesto que le costó el castigo de Valverde. El técnico amarillo dejó fuera de la convocatoria a Eguren y, teniendo en cuenta que Gonzalo acababa de salir de una lesión y todavía no estaba para jugar los noventa minutos, apostó de inicio por el joven Kiko. Toda una alternativa en regla que pronto se convirtió en suplicio para el ex del Málaga. Sufrió y de lo lindo en los 27 minutos más largos de su carrera. Lo hizo desde muy pronto. Ya en el primer minuto vio como el Guaje le ganaba la partida en un balón interior de Mata que acabó atajando Diego López. Era el primer aviso de todo lo que tenía que llegar. Sólo hubo que esperar cinco minutos más. El delantero del Valencia recibió un balón de Joaquín en el costado derecho, encaró a Kiko y se fue de él con facilidad con uno de sus habituales cambios de ritmo. No había nada que hacer. El Guaje se plantaba sólo en el área, retrasaba el balón a Silva y éste se lo dejaba en bandeja a Banega. Era el primer gol, pero no el último. El calvario del pobre Kiko sólo había empezado. Vio como el de Tuilla se le escurría a pase con el exterior de Bruno y tuvo que estar atento después de otro buen pase del Pisha en el que Villa se lo pensó demasiado hasta perder la ventaja. Pero, lo peor estaba por llegar. Minuto 27. Villa presionó la salida del balón de Kiko por el lado izquierdo del ataque del Villarreal, se lo robó y encaró a Diego López en solitario. Tuvo que ser el propio Kiko el que, en un intentó de enmendar su fatal error, derribara al asturiano. Penalti, expulsión y gol del ´7´. El partido de Kiko se había acabado y el del Villarreal también. El 2-0 en el minuto 27 con más de una hora por delante con inferioridad numérica era una montaña demasiado grande para los amarillos.

Más que empatar, la preocupación de Valverde era que el Valencia y, sobre todo, Villa, no le diera la puntilla al partido con otro gol. Como así fue. Pudo marcar antes. Hizo esperar a la parroquia local, pero su gol llegó. Como siempre. Fiel a su cita. El asturiano marcaba el cuarto del equipo y el segundo de su cuenta particular, tras una buena apertura de Mata a banda izquierda y un mejor centro todavía de Silva. El décimo cuarto en su carretilla de goles que acumula en la Liga BBVA. Villa sentenciaba el partido en el descuento. Un partido que ya había roto en el minuto 27. Demasiado Guaje para la alternativa de Kiko y demasiado lujo el de Eguren borrándose del partido.