El Valencia rescata en el estadio de Las Gaunas a uno de sus principales referentes, Juan Mata. En el partido de ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey el asturiano recuperó su mejor fútbol y, con ello, la sonrisa en su rostro. Después de diez días en los que encadenó tres tardes para olvidar en lo personal —frente a Barcelona, Rangers y Mallorca— Mata volvió a ser decisivo en el juego de ataque del Valencia. El ´10´ volvió a ser el jugador determinante que prácticamente siempre ha sido desde que fichara por el club blanquinegro en el verano de 2007. El zurdo fue el autor de las dos asistencias que hizo buenas Aduriz para sentenciar la victoria y encarrilar así el pase a los octavos de la Copa.

«A Mata le regalaré lo que él quiera. Los dos goles son suyos, yo sólo he tenido que empujarlos», dijo en la zona mixta del campo logroñés el máximo goleador del equipo en estos dos primeros meses de competición, Aritz Aduriz. Tan agradecido estaba el vasco con el atacante zurdo que cuando fue sustituido por Roberto Soldado se acercó al ´10´ y hasta le dio un pequeño y cariñoso beso en la cara.

Los blanquinegros completaron un partido serio, haciendo gala de la máxima concentración durante 90 minutos. Sin embargo, fue en el segundo tiempo cuando los valencianistas colocaron la quinta marcha con dos extremos incisivos como Joaquín Sánchez y el propio Mata. A los 54 minutos el internacional español aprovechó un rápido saque de banda de Jordi Alba para ganar en carrera a su marcador en el lateral derecho y centrar de primeras, con el veneno que le caracteriza, para la llegada en solitario de Aduriz. Y como bien dijo el donostiarra, sólo había que empujar el balón a gol.

Cuatro minutos después la zurda de Mata hizo de nuevo trizas a la defensa riojana. El extremo izquierdo controló con su habitual habilidad el balón, lo bajó al césped y, otra vez con una gran velocidad de movimientos, asistió al killer Aduriz. Ahora el ariete remachó a gol con su pierna izquierda. El equipo aseguraba la victoria y se quitaba del cuerpo en menos de cinco minutos la psicosis de los últimos días. Gracias, en buena medida, a la reaparición de su zurda más decisiva, la de Mata.

La actuación del jugador nacido en Burgos pudo ser todavía más completa, si el árbitro Undiano Mallenco no le hubiese anulado de manera incorrecta un gol segundos antes del 0-2. Cuando Joaquín asistió a Mata, éste se encontraba a la misma altura que la pelota y no en fuera de juego. El zurdo se sintió a gusto en la banda izquierda, la posición en la que mejor rendimiento ha dado. Incluso, se atrevió a hacer un caño con el tacón para asistir a Joaquín instantes antes de ser sustituido por Vicente Rodríguez en el 67.

Entonces, en el momento del cambio, la afición de Las Gaunas —que lleva 13 años sin poder disfrutar a menudo de los jugadores de Primera— ovacionó al unísono a Mata. Los seguidores premiaron al único campeón del mundo presente en el estadio y, por supuesto, su buena actuación en Logroño. Una dosis perfecta de moral para un jugador que fue suplente en el Camp Nou y que, tras dos actuaciones grises —24 minutos en Barcelona y frente al Rangers—, se quedó sin jugar ni un minuto el sábado ante el Mallorca.